LA SUERTE CONTRARIA
El muro
El que quiere hacer Sánchez contra media España terminará siendo una valla que aislará a la otra media en un proyecto reaccionario y autoritario
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Lo malo de los muros es cuando los construyes desde dentro. Mientras colocas los ladrillos puedes llegar a pensar que te estás protegiendo al aislar a los demás, como si el castigo al resto te liberara cuando, en realidad, solo consigue encarcelarte en una jaula ... de la que es imposible salir.
Hay un álbum de Pink Floyd llamado 'El muro'. Muchos piensan que tiene algo que ver con el Muro de Berlín, pero no. El álbum sirve para que Roger Waters cuente la historia de un músico con una infancia terrible, repleta de palizas, torturas emocionales y una educación terriblemente estricta. Su padre había muerto en la Segunda Guerra Mundial y huye de una madre sobreprotectora para convertirse en una estrella del rock con una vida disoluta, repleta de adicciones, drogas y desconfianza hacia todo. El dolor, la rabia, los fracasos sentimentales y sus traumas infantiles le hacen sentir que está construyendo alrededor de su mente un muro que va alejándolo del mundo en un delirio de autodestrucción progresiva. Durante un intento de suicidio, la alucinación lo acaba convirtiendo en un dictador violento y finalmente se realiza un juicio a sí mismo, tras el cual colapsa y comienza a derribar ese muro protector que construyó a su alrededor.
Todos los muros empiezan por lo mismo y terminan igual. El de Berlín debía de servir para que el comunismo se aislara del occidente liberal, pero terminó aislándolos a ellos en un infierno gélido y descorazonador. Porque los muros no sirven para protegerte de los demás sino, casi siempre, para proteger a los demás de ti. El que quiere hacer Sánchez contra media España terminará siendo una valla que aislará a la otra media en un proyecto reaccionario, autoritario y oscuro.
Pero ni siquiera el Muro de Berlín fue íntegramente malo. También sirvió para localizar al enemigo en un punto, lo que permitió que el mal dejara de ser una abstracción para convertirse en una realidad. La existencia del muro permitió que los de este lado no solo estuviéramos en el lado bueno, sino que además lo supiéramos. Sentíamos la inmensa suerte de estar del lado de la libertad, del progreso y de la democracia. Y cuando tienes eso en las manos y además ves que los demás no, sientes la responsabilidad de hacer algo con ello, aprovecharlo y tomar consciencia de la inmensa fortuna de haber caído en el lado correcto de la historia. Por eso, al caer el Muro, no solo cayeron las coordenadas del mal, sino, lamentablemente, también el orgullo del 'bien', que se comenzó a dar por descontado. Y el resto ya se lo saben.
El muro de Sánchez lo aislará a él. Pero también debe servir para que los de fuera respiremos el aire no viciado y volvamos a sentir el orgullo de la libertad. Por cierto, lo más interesante del disco de Pink Floyd es que, al final, se sugiere que el artista está atrapado en un ciclo de autodestrucción del que no puede salir. Quizá algún día los que el otro día aplaudían el muro de Sánchez lo miren y se pregunten: «¿Acaso no es así como comenzamos?».
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