Matar con pistas

Esto de hacer cosas mirando a sitios no es nuevo. Sin ir más lejos hay quien tiene costumbre de mirar a Cuenca algunas noches e incluso el mismo Blas de Lezo decía que orinaba mirando a Inglaterra. Pero yo creo que hay que ampliar el repertorio y pedir a los asesinos que, cuando maten, lo hagan mirando a algún lugar concreto para dejarnos claro su origen y su fe, en caso de existir. Que, si no, hay problemas, como con Concha, la señora asesinada a cuchilladas en Tirso de Molina y que en paz descanse. No vean ustedes qué decepción para algunos cuando se han enterado de que el asesino no era un inmigrante 'moro' sino, presuntamente, un españolazo de nombre Jesús y natural de El Escorial. Concha les importaba un carajo a todos, por supuesto, pero, si Susanna Griso dijo que el hecho de que un hombre sirio apuñalara a cuatro niños era un incentivo para la extrema derecha, supongo que ahora que parece que come jamón y se sabe la del torito bravo, esto debería ser una bicoca para la izquierda radical, que verá en este asesinato un ejemplo del heteropatriarcado y de la violencia de género típica del varón blanco.

Si delinquen, den pistas, señores, que estamos en campaña y no es lo mismo un crimen machista normal, que ayuda a la izquierda, que el mismo crimen, pero cometido por uno de los violadores que ha soltado el Gobierno, que ayudaría a la derecha. Hay que dejar las cosas claras a los tuiteros y si uno asesina, por favor, que deje en el lugar del crimen un análisis de su fenotipo, el libro de familia compulsado, una copia de su árbol genealógico hasta 1492 y una pistas de su orientación sexual, a ver si así alguien puede rascar un voto. Que parece que hay gente que, cuando habla, lo hace mirando a un estercolero. Es decir, mirándose hacia dentro.