la suerte contraria
Que me juzgue el pueblo
Lo que Pedro no sabe es que los más sectarios son también los más violentos, porque son los más parecidos a él
¿Se reunió Sánchez con Aldama?
Tenemos que hablar
Ya hemos escuchado el mantra predemocrático de «sólo el pueblo salva al pueblo». Suena como el tam-tam de una tribu salvaje que hubiera decidido cambiar los derechos de las personas por el buen rollo arbitrario del vecino del cuarto. Y cabe recordar que cuando ... los derechos dependen de que el del cuarto sea majete, las obligaciones se convierten en actos voluntarios. Porque el vecino del cuarto suele ser un auténtico capullo. Y entonces los derechos ya no son derechos sino posibilidades cuánticas, como quien tira los dados, compra lotería de Navidad en Briviesca o le reza a San Isidro. La posmodernidad populista se parece tanto a la vida en la selva que posiblemente acaben todos en taparrabos y tuiteando, que es otra forma de rezar. Cuando los cafres triunfen –y sin duda lo harán, porque son muchísimos–, hará falta algo menos de un siglo para que podamos volver al estado de civilización actual. Cuando llegaron los bárbaros, los romanos veían el futuro como la sucesión indefinida de su estado de decadencia y el pasado como el lugar mitificado en el que habitaban sus ideales de progreso y sofisticación. Y, del mismo modo, los liberales de hoy seremos los reaccionarios de mañana, buscando volver eternamente a un estadio previo de civilización llamado 'Estado de derecho', que es un paraíso perdido como cualquier otro.
En esta misma línea, estamos cada vez más cerca de escuchar a Sánchez decir: «A mí solo me juzga el pueblo». Porque si los jueces son fachas con toga y solo el pueblo salva al pueblo, pues solo el pueblo juzga al pueblo. Y luego, lo de siempre: solo el pueblo fusila al pueblo. Y cuarenta años de paz pedrista. El sanchismo está cada vez más cerca de convertirse en una organización de gánsteres y ya saben cómo termina 'Scarface'. Tras la muerte de Manny –Ábalos– Tony Montana enloquece y al verse acorralado comienza a disparar a los sicarios que venían a por él. Finalmente 'El Cráneo' le dispara por la espalda y su cuerpo queda tendido en una fuente de agua donde se encontraba su lema personal: «The world is yours» («El mundo es tuyo»).
El congreso federal del PSOE terminará con un encastillamiento como el de Montana: el PSOE contra los jueces, el PSOE contra el poder judicial, el PSOE disparando contra la democracia como si fuera una boda afgana. Después vienen los congresos de las federaciones, donde Sánchez situará a los más sectarios para preparar el postsanchismo. Y a elecciones para que el pueblo le juzgue y no esos jueces fascistas. Lo que Pedro no sabe es que los más sectarios son también los más violentos, porque son los más parecidos a él. Y cuando pierda esas elecciones se arrepentirá de estar rodeado de lobos y no de lobatos. Solo falta saber quién de todos ellos es 'El Cráneo'. La ambición desmedida, la paranoia global y la ausencia de escrúpulos son una cadena que llevan siempre al aislamiento. Y no hay nada más vulnerable que un hombre aislado en un ecosistema de terror instaurado por él mismo. El mundo es tuyo, Pedro.
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