La gran familia

La aritmética, siempre tan fascista, no le parece bien a la izquierda, que cuando pide ayudas a la natalidad en realidad excluye a las familias que pasan el corte de lo que consideran 'rico' o 'numeroso'. Aunque el concepto es relativo, no sé si tiene más dinero una divorciada que ingrese 100.000 euros pero tenga cuatro hijos en edad universitaria en Madrid o una 'youtuber' que gane 30.000€ y viva en Sanlúcar con su perro salchicha. Llegamos a la paradoja de que la izquierda pide ayudas para el votante de derechas. Porque si hay un perfil de votante con poder adquisitivo es el de Más Madrid, ese profesional de tosta de aguacate, entrada a MadCool y dieta 'vegano-flexible'. Y si viéramos a quién votan mayoritariamente las clases más desfavorecidas de Madrid veríamos que la respuesta es Ayuso.

Pero, da igual, del mismo modo que a los jóvenes les vale con ser jóvenes para acceder a un bono cultural, que a un vasco le vale con ser vasco para pagar menos impuesto de sociedades o que a las mujeres les vale con ser mujeres para acceder a ciertas ayudas, a una familia numerosa le vale con ser numerosa. Nadie te pide el IRPF para operarte de cataratas ni el valor catastral de la casa del pueblo para ir a un colegio público. Las rentas altas y los grandes patrimonios ya pagan más impuestos. Pero una vez lo han hecho, no se les puede excluir de las ventajas que tienen si son familias numerosas porque estaríamos creando el 'apartheid' que la redistribución intenta evitar. Y precisamente a los que más aportan. ¿Están diciendo que, si una familia numerosa tiene dinero para educación privada, es inmoral que vaya a la pública? ¿Quieren decir que los colegios públicos han de convertirse en guetos para pobres? Llámenme suspicaz, pero, ¿todo esto no iba exactamente de lo contrario?