No hace falta moción de censura

Otra buena manera de echar a perder la ventaja sería sacar el foco de las tramas de corrupción en torno al núcleo familiar y político de Sánchez y comenzar a proponer medidas para las que no es el momento y que sirvan al PSOE y a Vox para oponerse a ellas y reivindicarse delante de su electorado. También es muy típico cometer ahora un error en alguna autonomía, qué sé yo, convocar elecciones antes de tiempo en Castilla y León y verse obligados a pactar de nuevo con Vox, echando a perder la inmensa ventaja que supone tenerlos fuera de todos los gobiernos.

El PP sólo tiene que hacer una cosa: nada. Los procesos siguen su curso, los escándalos van a ir a más y es sólo cuestión de tiempo que todo explote definitivamente con un partido en crisis, dividido y en descomposición. El PNV, que es el canario en la mina, nunca votará una moción de censura junto a Vox, pero es probable que comience a desmarcarse del PSOE en más votaciones para no manchar de grasa su inmaculado cinismo y forzarle, por la vía de los hechos, a ir a elecciones. El Gobierno no gobierna, el grupo parlamentario no saca adelante ninguna iniciativa, el PSOE está en medio del mayor escándalo potencial de corrupción de la historia de España y el partido está rompiéndose a nivel orgánico en vísperas de un congreso federal que, como dice Pablo Pombo, sólo tiene como objetivo que Sánchez se asegure el control del partido para preparar su retorno cuando pierda las elecciones. Sánchez ha fracasado personal y políticamente. El PSOE ha fracasado al dejar todo el poder en manos de alguien al que un día echaron a patadas porque sospechaban que podía hacer la mitad de lo que efectivamente ha hecho. Es cierto que le hemos visto salir de situaciones críticas otras veces, pero algo me dice que esta vez es imposible. Solo una interminable secuencia de errores por parte del PP podría evitarlo. No lo descartemos, por lo tanto.