Suscríbete
Pásate a Premium

LA HUELLA SONORA

Baila, Aitana

Estar obligada a vivir como si fueras Espinete cuando eres una estrella no solo es absurdo sino, sobre todo, inmoral, una estafa, un engaño. No se puede mantener artificialmente con vida a un personaje insostenible

Quique González y los sexadores de público (24/11/2023)

El muro (19/11/2023)

Aitana, durante el arranque de su gira 'Alpha', en Valencia EFE
José F. Peláez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Aitana mueve la pelvis y España se tambalea. Hay una cantante que baila, hay una artista que se contonea, hay una mujer joven y sexy que mueve el trasero y las beatillas se santiguan escandalizadas, tapan los ojos a sus hijas, musitan letanías y ... jaculatorias –del latín 'iaculatorius', como 'eyaculación'– y se rasgan las vestiduras como si viviéramos en una España censora, tercermundista y oscura que creíamos muerta, pero que resulta que está viva. Hay que defenderse. Entiéndanme bien, que a mí todo esto me tiene sin cuidado, solo soy uno de esos padres que llevan a su hija al concierto con ojeras como nazarenos y que se pierden en colas virtuales para comprar entradas de 'front stage' a plazos y con multi avalista. Pero, aún así, hay que defenderse. De las beatillas podemitas, esas que intentaron machacar a Chanel en su momento, por no sé qué del feminismo y también de su espejo, las beatillas de enfrente, las que tachan de pornografía un espectáculo pop, pero luego llaman satánico al Papa.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación