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LA HUELLA SONORA

El auto odio

«El ámbito correcto de valoración de la no publicación de 'El odio' es la tremenda cobardía de una editorial como Anagrama que ha decidido que el mejor fin para una obra es la hoguera»

Luisgé Martín, autor de 'El odio', fotografiado en su casa JOSÉ RAMÓN LADRA
José F. Peláez

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La labor de la literatura, como la de cualquier otro arte, no es hacer una sociedad mejor, instruir moralmente al lector o ayudarle a buscar la virtud. Su función tampoco es la opuesta: construir una sociedad peor, corromper al público o promover activamente las sombras. ... Su labor no es iluminar; tampoco, ensombrecer. No es buscar las grietas ni taparlas. Sencillamente, la literatura no tiene función. Cada libro es lo que el autor haya decidido que sea, si es que eso fuera posible, algo bastante cuestionable, porque la realidad es que cada libro es la historia de un fracaso. Como decía Pessoa, «no hay mayor castigo que el de saber que todo lo que escribo resulta enteramente fútil, fallido e incierto». Todo libro es una derrota, todo párrafo un fracaso y todo autor un náufrago. Eso es todo.

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