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La Tercera

Retrato en claroscuro

«¿Por qué tanta literatura? Porque hasta donde sabemos, Carlos de Inglaterra ha sido persona con opiniones propias, lúcidas o impertinentes –sin llegar al récord insuperable de su padre–, poseedor de una gran sensibilidad y un punto excéntrico. O sea, uno de esos tipos que a veces da la aristocracia británica»

José Carlos llop

Si nos quedamos dentro de los parámetros del tiempo, no sé cómo se recordarán estos años del siglo XXI entre los que nacieron en él, pero para los que lo hicimos en el siglo XX tres son las cosas de mayor carga simbólica en un ... mundo que descree de los símbolos. La primera, el 11 de septiembre de 2001, o la irrupción sangrienta de la Historia desmintiendo su fin. La segunda, el telescopio James Webb, o la milagrosa presencia del tiempo y el espacio que hasta hoy eran no-tiempo y no-espacio y estábamos destinados a no conocer. Y 'last but not least', la desaparición de la Reina Isabel II, o el tiempo que hemos sido y nos ha hecho y desaparece con ella y ella es su metáfora más perfecta, como lo son la rosa y el aleph. Para llevar menos de un cuarto de siglo, digamos que no está nada mal y no me dejo llevar por emoción alguna. Mucho menos por el emocionalismo actual, que ha impulsado tantas horas de programas sobre la muerte de la Reina –por no hablar de tantas banderas a media asta–, hasta la extenuación. Parecía que el periodismo nacional se hubiera pasado en bloque al monarquismo, mientras cometía errores de recién llegado, uno detrás de otro.

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