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Rebajas sanchistas de fin de temporada: diseños 'vintage' Dimitrov y Largo Caballero pasados por el bañador de Maduro
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Del 22 de junio al 12 de julio de 1935, se celebró en Moscú el VII Congreso de la Tercera Internacional comunista. Uno de los pocos partidos socialistas hermanos que enviaron delegados al mismo fue el PSOE. En 1920 había rechazado la propuesta de unión ... a aquella, que defendían Manuel Núñez de Arenas y sus secuaces, enfrentados a la feroz oposición de Francisco Largo Caballero.
En el verano de 1935 Largo Caballero seguía en la Cárcel Modelo de Madrid, donde había ido a parar tras el fracaso de la Revolución de Asturias. Desde 1933 había sido evidente el giro de Largo Caballero y Luis Araquistáin hacia posiciones acordes con la línea estalinista oficial, la del frente de clase antiburgués. Los meses de cárcel habían exacerbado el bolchevismo de Largo Caballero y, por extensión, el de la mayoría socialista.
Por tanto, no es de extrañar que la delegación socialista enviada a Moscú en junio de 1935 mostrase la decidida voluntad del PSOE a integrarse en un frente de clase auspiciado por la Komintern bajo la dirección del glorioso Partido Comunista de la Unión Soviética, a fin de terminar de una vez por todas con la burguesía del mundo mundial (con la burguesía en general, no sólo con la fascista). El portavoz de la delegación del PSOE mencionó a Largo Caballero entre los líderes comunistas encarcelados por los fascismos italiano, alemán, húngaro y… español (o sea, por el gobierno de la II República): Gramsci en Italia, Thaelmann en Alemania, Rákosi en Hungría y 'Caballero' en España. Hubo cartelería socialista con los rostros de los cuatro reclusos de perfil, a imitación de los del cuarteto comunista oficial (Marx, Engels, Lenin y Stalin).
Lo que ocurrió es que aquel PSOE bolchevique andaba atrasado en lo que a la línea política de la Komintern se refiere. Stalin había decidido ya dar un golpe de timón, apartándose del «frente de clase», que a partir de ese momento pasaba a ser considerado puro trosquismo vendido a Hitler, y adoptando el frentepopulismo teorizado por Georgi Dimitrov, con su imperativo de alianzas con la burguesía antifascista.
Al PSOE le costó girar en la dirección 'correcta': hubo que esperar a la salida de la cárcel de Largo Caballero, en noviembre de 1935, para que el partido se sumase a la nueva línea 'antifascista' del Kremlin, que desautorizaba implícitamente la Revolución de octubre de 1934. Hoy el sanchismo se mueve en una contradicción semejante. Por una parte, reclama para Sánchez la patente del frentepopulismo de la izquierda francesa. Por otra, jalea a Maduro, que ha prometido un baño de sangre revolucionario si la oposición gana las elecciones en Venezuela: exactamente lo mismo que hizo Largo Caballero en España, en octubre de 1933, tras la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevos comicios generales. Ahí empezó todo, por cierto.
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