la pisabién
Yolandadas
Rubia cuando ha querido, ha sido y es como el divertimento de coalición
El Niño del Prater
Un vuelo de duermevela
No se me mueren las folclóricas los domingos para enterrarlas los lunes, con el clavelillo y el lunar que merecen y una oración como columna. Las folclóricas van muriendo en días laborables, o lo que pasa es que no quedan folclóricas, y lo más parecido ... es la 'espantá' gallega y calma de Yolanda Díaz. Yolanda abandona, o eso va pareciendo, ese gazpacho de nubes de Sumar, que es así como la nueva izquierda más timorata compadreando con la patronal. Yolanda se nos va, se nos está yendo, con sus trajes, sus besos y sus cuatro lecturas, y, en esa coalición de guiñapo y guarapo, pues vuela el puñal del godo.
No queremos aquí hacer un balance de Yolanda Díaz con Sumar en el sumatorio somero y somatizado de España, sino consignar que unas mechas y mucha efusividad van bien a ultraizquierda y a ultraderecha, más a la primera cuando es puro papel pintado. Yolanda Díaz, rubia cuando quiere, ha sido y es aún en el Gobierno de coalición como un divertimento, que en políticas sociales hay que depender de tirios, troyanos, y aquí es Puigdemont el que cuida del estado del bienestar. Eso se va hablando de Yolanda Díaz en el ForoCoches.
Yolanda aún no ha pasado a la categoría de musa ida, pero, en lo visto, su quehacer ha sido el de levitar besando, besar levitando. Todo lo contrario a Sánchez, que no hay quien le toque ni quien le dé la mano, que tanta reflexión en el desierto, tanta buena planta, no le ha quitado ser un escrupuloso con quienes le saludan con grasilla militante y sanchista en la planta de la mano.
Yolanda, en fin, nos distraía de la depredación del Estado, de la muerte de Montesquieu y cosas aún peores. Era una nada que no marcaba testosterona, sino que quedaba bien entre las hechuras de Unai Sordo y la habla esdrújula de Pepe Álvarez. Entre ambos parecía casi como una Virgen gótica, con las manos orantes y la cara de creerse las sucesivas mamandurrias de la clase obrera vernácula. En este suicidio 'soft' de Yolanda, el parado se pone la Eurocopa y ya la va olvidando en el furgón de cola donde habita su mañana. Dios los guarde.
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