LAPISABIÉN
San Juan
He vivido esta noche de San Juan con el derrumbe del pasado entre las morrallas del sueño de mi barrio natal. Han desfilado por mi camastro deshecho caras nuevas, viejas, y hasta se me ha puesto la madrugada del color anaranjado de las candelas. ... Hasta hoy no he sabido que yo era niño mediterráneo, porque parece que la noche de San Juan es lo único férreo en el horizonte de lo posible.
Me he visto joven, sin alopecia, soñando un beso en un verano peligroso. Quizás hablo del verano que mataron a Miguel Ángel Blanco y rescataron a Ortega Lara de la 'gente de paz' (sic). Me he bañado sin bañarme en el mar frío y, me ha 'bañado' la adolescencia de un tortazo. El primer hielo en el valdepeñas peleón, la inopia y la arena incrustada en su pie, en mi pie. Yo la vi, ella me vio. Ese momento, a estas alturas, seguro que vale más que las vanidades, los libros publicados y los pellizcos de monja.
Alguien sacaba en esas noches una guitarra, y yo contemplaba el mar de una forma que ya nunca he dejado de contemplar. Una mirada lenta y lánguida en la que a veces he visto delfines, narcos huyendo con un foco a media asta en la lancha, y un petrolero, lejano. Recuerdo, en noches como la pasada, lo de quemar las hogueras sin miedo a que la autoridad pertinente nos multara por no sé qué vaina de odios; era un muñecote de desguaces arriba de la fogata que ardía y que quizá simbolizara, aquellos años, a un político que redujo las cuotas de capturas de los pescadores pobres. Olía a brea, a cartón quemado, a gasolina y a milenios.
En madrugadas como esta se fue quedando el jirón más ancho de lo que fui. Las noches que no son noches de San Juan acaban por convertirse en lo habituado en verano: vacío, combustión del noroeste y Galicia hecha una tea.
Se me vienen sin evitarlo esas noches que me traen el mar al puerto seco de Madrid, ahora que no hay más resistencia que el recuerdo de unos años con filibusteros amables, con 'convergentes' que olían más a abad que a vodka. Desde aquel San Juan, que son todos, hemos aprendido a morir. Y se aprende tarde.
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