LAPISABIÉN
Garci
Escribo en sueños desde su mar. El de Manolo.
Viernes Santo (6/04/2023)
Fuentecilla de Princesa (5/04/2023)
Quizá no quiera dirigir más, o quizá fuera una gambeta al calor de la entrevista y en vista de lo que hay. No lo sé; si José Luis Garci no dirige más se secarán las fuentes como en el poema de Rosalía, y nadie ... nos dirá que se puede volver a empezar. Nadie, entonces, jamás, sacará una barbería a la media tarde, y un cronista que peroraba sobre boxeo.
Mañana le dan un homenaje en la Telefónica, tan icónica en blanco y negro, por los cuarenta años del Oscar de 'Volver a empezar' y no podré ir al merecido besamanos por estas cosas del duro bregar que decía Unamuno. Escribo de José Luis Garci muy cerca de su mar en mis sueños, que era también el mar de su hermano Alcántara, donde ambos fueron una complicidad en el María, una forma de vida que el tiempo, puñetero, se empeñó en arrebatarme. Hace unos años, un Miércoles Santo que jamás santificaré. Lo juro.
Garci y yo nos prometimos una cena con Leo Harlem, lebrel de los humores patrios, que ambos, de todo el cine español, son a los que mejor les cae una americana. Y yo, entre la resaca de su homenaje como columnista en los Torozos castellanos, le prometí un 'Crack' en estos tiempos difusos, convulsos, donde nos tienen prietos e inanes. El solarón mesetario que es Madrid se idealizó con Garci, al igual que aquellos matrimonios de clase media, tortilla y mirinda que se iban a la sierra con esa voz algo gangosa del primer Pepe Sacristán al que le quedaba una asignatura pendiente. Garci es esa memoria de página impresa y celuloide. Un Madrid que no se puede perder y la saudade del Cantábrico astur. Cuando no rueda, África vuelve a empezar en los Pirineos con pigmeos y pigmeas enredados en lo de siempre: la nada. Y no hay billares, ni detectives lacónicos. Por no quedar, no quedan ni las ya mentadas peluquerías para charlar de Clay; y sí, abrimos aquí y ahora la tronera de la melancolía.
Garci ha de tener una peli en el magín, y, si no, los que somos sus cofrades lo sentiremos, pero el vacío en España será cataclismático. Quedará su voz y su prosa. Y el sacramento de su amistad.
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