LAPISABIÉN
Los del fondo
Qué buenos eran Pepe y Manolo. Cuánto hicieron por Andalucía. Qué bien hablaba Griñán de 'El halcón maltés' cuando lo entrevistaban en su televisión, reventona entonces de folclorismo. Qué tiempos aquellos de los ERE en los que había Cabalgata de Reyes todos los fines ... de semana. Así y allí, en las explotaciones agrarias de la Sierra Norte de Sevilla, en empresas fantasmas, en chóferes de la coca, se iba amasando la Andalucía del futuro, Andalucía imparable. Suecia del sur de los sures.
Era aquella una Andalucía sostenida por prebostes a los que les tocaba la Lotería de año en año, de mes en mes, de semana en semana. La Lotería, los ciegos y hasta el Pichichi. Sí, Chaves y Griñán eran excelentes, como excelentes eran sus peones, los que amarraban el chiringuito y que ya están en libertad. En libertad sin ira, se supone.
Hasta Moreno Bonilla, el que defiende el diálogo con Junts, casi le pone una lágrima a los condenados porque en Andalucía, y me conozco a mis clásicos, hay mucho de síndrome de Estocolmo. Los siete niños de Écija en la calle, y la trena como un mal recuerdo o una mala digestión. Andalucía pudo ser la locomotora fiel de España, pero se averió de tanto macutazo y tanta ayuda al cuñado. La 'omertà' tuvo el nombre del 'callaíto'. El Sistema de las Autonomías por el sur hizo aguas. Ni régimen foral, ni gaitas. Un régimen 'por el forro' y mucho untado que se llevó a la desmemoria la pista del dinero.
La suerte favorece a los audaces, y en Andalucía favoreció a toda esta gallofa. En los pueblos más remotos y encalados los sacaban en procesión por el sacrosanto milagro de la paguita, que mantenía el cortijo contento e inoperante. Ahora, con el año nuevo, habrá que sentar a un pobre consejero en la mesa.
Se hizo el milagro de las trapisondas leguleyas, las revisiones a la baja, Conde Pumpido o la máxima murmurada, sabida, berlanguiana, de «todos a la calle». Los ERE, ya, van quedando como una estampa pasada de un tiempo y un país. El mismo país que anda tieso, calla y comulga con el sanchismo. Los reptiles han ganado el relato. Benditos sean.
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