parrillada mixta
Yolanda se va de TX
«Eso es que se va de Televisión Española. Ya no sale más, la pobre», pensaron los más inocentes, casi buenas personas
Village People y la nueva canción protesta
La puerta giratoria y la cuña de madera
Si Pedro Sánchez, pionero del buzoneo de cartas a la ciudadanía, se tomó cinco días para pronunciarse sobre una cuestión que durante un desasosegador fin de semana de primavera tuvo en vilo a la mayoría social, a Yolanda Díaz le ha llevado varios meses meditar – ... eso cuenta– la decisión anunciada a primera hora de este martes, adoptada sin organizar un proceso de escucha activa e itinerante como el que montó cuando lo de Sumar y sin tan siquiera movilizar a sus bases, como hizo en abril el aparato mediático, palmero y canino de Sánchez, para que le rogaran que, por favor, no se fuese. De sopetón, y en busca de la notoriedad que persiguen quienes sobrevaloran sus propios aspavientos, la vicepresidenta segunda hizo pública su determinación de abandonar lo que en tiempos fue «una herramienta de comunicación» para convertirse –lamenta– en «un mecanismo de propaganda que utiliza su algoritmo para primar unas ideas sobre otras y afectar con ello a la opinión pública«.
«Eso es que se va de Televisión Española. Ya no sale más, la pobre», pensaron los más inocentes, casi buenas personas, gente de juicio apresurado y conclusión desatinada. Tenía que pasar. Aquello se había convertido, como señalaba en su carta a la ciudadanía la refundadora de Sumar, experta en procesos de escucha activa, en una herramienta «perjudicial para la democracia y uno de los principales mecanismos de difusión de bulos y 'fake news'».
«No hay espacio para la deliberación en TX y, afortunadamente, hay alternativas», apuntaba la casi buena persona que es Yolanda Díaz, cuya carta, que no quiso rematar con ese 'graciñas' con el que de forma sistemática subraya su humildad, alertaba a la gente –buena gente, o casi buena gente– contra el algoritmo de la red antes conocida como TVE, rebautizada como TX en homenaje y reconocimiento –la nación agradecida, o agredecidiña– a la presentadora que más empeño ha puesto por hacer de la emisora pública un lugar inhóspito para quienes no comulgan con el programa de festejos del Ejecutivo, 'tecnocasta' doméstica de bata de guatiné y teléfono góndola que sigue armando su conglomerado mediático y tecnológico mientras instala pantallas LED en la fachada exterior del muro que levantó para aislar a quienes considera casi malas personas.
«El feudalismo digital», clama la pobre Yolanda, pánica y arrabalaica, mientras cierra la puerta de TX por fuera.
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