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EN OBSERVACIÓN

Sin techo y sin memoria

De viajar por el mundo por cuatro perras a clamar «Fuck Airbnb»

Cómo afeitar a un rabino

A cada amnistía le llega su sanmartín

Jesús Lillo

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Si la burbuja inmobiliaria, hasta que reventó en 2008, se hinchó con el aire caliente del desahogo, conspirado por quienes fueron invitados a vivir por encima de sus posibilidades, la nueva bola de la vivienda, esfera del sinvivir, está metalizada en una de sus ... capas más compactas por la frustración de aquellos que desde la escuela fueron educados para vivir por debajo de unas posibilidades entendidas como capacidades, hasta convertirlos en discapacitados, antes disminuidos, a través de la asignatura de la victimización, imprescindible para manejarse en el campo yermo y urbanizado de la indignación. Por lo que tuvo de solución habitacional con porches a la calle, la acampada del 15-M, escombrera de la primera burbuja y a la vez taller metalúrgico de la segunda bola, está cargada de simbolismo.

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