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EN OBSERVACIÓN

En tu casta o en la mía

La crisis del alquiler es una oportunidad para el emprendimiento de progreso

Ayuso no sale en la serie de Sánchez

Setenta días nos quedan

Jesús Lillo

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Tres años después de que, como Isabel de Castilla a las puertas de Granada, Ada Colau se quitara la camiseta sudada de la PAH para vestirse de largo en la planta noble del Ayuntamiento de Barcelona, Pablo Iglesias e Irene Montero –violadores por presupuestos– dejaron ... atrás las estrecheces vallecanas, dieron carpetazo al catálogo de Ikea en el que pegaron los recortables de los candidatos de Podemos y se mudaron a Galapagar en un movimiento que terminó de explicar el valor supremo de la meritocracia a los abonados del 15M. Lo de «No vas a tener casa en tu puta vida», que no iba con ellos, es bastante anterior. Ahora recuperado por el dizque 'inquilinato' –ya infraestructurado, según el patrón de los manteros y los estudiantes, colectivos pioneros del neosindicalismo de plataforma–, aquel eslogan fue acuñado justo en vísperas de que la burbuja inmobiliaria reventara en una crisis financiera que, además de estragos sociales, hizo bueno el lema de «No vas a pagar la hipoteca en tu puta vida». Precursores del plañido grupal y el victimismo de clase media, no calcularon bien el tempo, y menos aún el objeto de la putada.

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