En observación
Ayuso no sale en la serie de Sánchez
La presidenta madrileña imita a Pedro Sánchez, se hace la ofendida y se coge unos días por difamación
Setenta días nos quedan
Bárbara Rey, enfermería o Puerta Grande
Isabel Díaz Ayuso no sale en 'Las cuatro estaciones', serie que en un ejercicio de transparencia, compromiso con la ética informativa, investigación al filo de la navaja y arrojo periodístico ha terminado por emitir un medio -extramuros de la charca del fango, pata negra y ... limpia- al que no le ha dado vergüenza anunciar este subproducto como 'maldito'. Más o menos como en el bolero 'Soy lo prohibido'.
«Soy tu castigo,/ porque en tu falsa intimidad/, en cada abrazo que le das,/ sueñas conmigo», canta la presidenta de la Comunidad de Madrid, que siguiendo el patrón laboral y enamoradizo del presidente del Gobierno se ha cogido cinco días por difamación para así cancelar su agenda y rechazar la invitación cursada por La Moncloa.
Ayuso no va a La Moncloa a hacer el paripé que otros barones del PP ya denunciaron tras entrevistarse con Sánchez. Ir por ir es tontería, y en este caso incluso sensato. Si el jefe del Ejecutivo colecciona fotografías para su álbum de reencuentros, convivencias y reconciliaciones territoriales debería ser consciente de que la estampita de Ayuso es de las más difíciles. Si madruga y va un domingo a la plaza del Campillo del Nuevo Mundo se dará cuenta de lo mucho que vale hacerse con el cromo de la presidenta madrileña, objeto de una campaña de insultos corales que, en este casi sí, la ha convertido en maldita. No lo lleva mal. Al contrario, se crece.
Isabel Díaz Ayuso no sale en 'Las cuatro estaciones'. La eliminaron de los totales y está en el cubo de la basura de las tomas falsas, donde tiraron las secuencias en las que aparecía, siempre por alusiones -«menuda hijadeputa», y así-, cuando los fontaneros de La Moncloa, personal fijo y cualificado, hicieron limpia en las cloacas de palacio, permanentemente atascadas de fango.
Para aclarar la presunta confusión ontológica entre la persona y el cargo institucional que ostenta -Isabel Díaz Ayuso es invitada por Sánchez como presidenta regional, pero esta decide no acudir como sujeto privado-, no hay más que recuperar la primera 'Carta a la ciudadanía' en la que el presidente del Gobierno se hizo el pasado abril la picha un lío, mezcló churras con merinas y, de perdido al río, terminó involucrando a la Corona en su farsa, 'Amor de Don Perlimplin con Begoña en su jardín'. Si la duda persiste, recomendamos la lectura del auto del pasado viernes, del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, en el que sus magistrados abordan el tema de la disociación (presidente/persona, presidente/marido) con un rigor jurídico y una mala leche que tiran de espaldas.
Por último, cabe destacar la diferencia entre el PSOE y el PP a la hora de valorar estos desplantes, instituidos por Sánchez para quitarse de en medio por cuestiones absolutamente personales y, como ahora sucede con Ayuso, igualmente victimistas. Si los socialistas montaron una romería en Ferraz que queda para los anales de la humillación tribal, el PP se limita a señalar que la decisión de Ayuso es responsabilidad suya, y que la respetan mucho... No sabe uno que es peor.
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