EN OBSERVACIÓN
Ya nos avisan si no los servicios de inteligencia
Nuestro cuadro de actores y tertulianos sabe detectar los riesgos para la nación
Gaza es Puerto Hurraco (28/10/2023)
Santos, difuntos y víctimas (23/10/2023)
Tiene Benjamin Netanyahu un lío bastante gordo montado con el tema de las alertas que no sonaron y de los informes de inteligencia que no llegaron en vísperas de la matanza del Yom Kippur. Eso dijo el primer ministro de Israel, acusica de libro, antes ... de desdecirse y de verse forzado, jurando en arameo, a manifestar su plena confianza en los agentes encargados de la seguridad de un país permanentemente hostigado por el fanatismo. En España nunca vamos a tener ese problema, y no porque nos quede lejos Irán –«desiertos remotos o montañas lejanas» en la Sagrada Escritura–, sino porque contamos con un cuerpo de agentes perfectamente adiestrados y permanentemente atentos a cualquier señal de peligro para, de inmediato, preferiblemente en domingo y desde las páginas del periódico global, por 'Un globo, dos globos, tres globos', avisar a la población, ahora población civil (sic), y ponerla en guardia. No son otros que los componentes de nuestro impagable cuadro de actores y tertulianos, sismógrafos de ese temblor que de forma latente e imperceptible, bajo la superficie del sosiego y el conformismo, amenaza a la patria. No descansan. Su desinteresada entrega es nuestra calma. Podemos estar tranquilos.
La última vez que estos servidores públicos activaron una alerta fue en vísperas de las elecciones del 23J. Entonces, y como cuando el otro día llovió mucho en Madrid y horas antes sonaron los móviles, avisaron a través de un manifiesto –«¡A las urnas las ciudadanas y los ciudadanos!»– de la venida de una ola reaccionaria que se iba a llevar todo por delante. Lo mismo hicieron los macacos de Sri Lanka cuando previeron el tsunami de 2004 y se fueron corriendo a la provincia de Kurunegala. El caso es que esta gente nuestra tiene olfato, conocimiento y experiencia. El pasado 28 de junio, cuando se olieron lo de la ola reaccionaria y el parque acuático de la ultraderecha, nuestro cuadro de actores y tertulianos se dirigió a la nación para ponerla a cubierto. Desde entonces, esta compañía estable de agentes de inteligencia no ha estrenado ninguna función. Estaban con los ensayos. Hasta el pasado domingo, cuando volvieron a sonar las sirenas. ¿Por la condena del Estado de derecho que lleva implícita la amnistía que exige una trama golpista?, ¿por la confusión del todo con la parte, de España con quien dice sacrificarse por ella?, ¿por la deslegitimación de la misma Constitución que el Rey enarboló en su discurso de octubre de 2017?, ¿por la supresión del contrapoder que ejercen los tribunales de Justicia?, ¿por la desigualdad entre españoles que consagra una medida de gracia que solo beneficia a quien la dicta? No. Es por los crímenes de guerra –dicen nuestros guardianes de las esencias democráticas– que comete Israel en las zonas verdes que rodean los cuarteles y túneles de Hamás.
Podemos estar tranquilos con la labor que de forma siempre altruista y con la mirada puesta exclusivamente en el progreso y el bienestar de la nación desarrolla nuestro cuadro de actores. Si Benjamin Netanyahu hubiese podido contar con su sistema de alertas, como cuando llueve mucho en Madrid, Aquopolis facha, podría seguir dedicado a cargarse, como aquí Pedro Sánchez, el poder judicial.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete