el contrapunto
Votos que chorrean sangre
El PSOE paga el chantaje de Bildu y escupe sobre los cadáveres de sus propios muertos con tal de que Sánchez sobreviva
Lo de Begoña apesta, Pedro
Se te acabó el chollo, Alvise
Si algo tiene Pedro Sánchez sobradamente acreditado es una capacidad ilimitada de arrastrar su dignidad por los suelos. Lo demostró al auparse hasta el poder a través de una alianza Frankenstein integrada por todos los enemigos que desde el Congreso atacan a España y ... a la Constitución y lo pone de manifiesto cada vez que, según sus cínicas palabras, «hace de la necesidad virtud».
Sánchez no gobierna; resiste pagando peajes de infamia cada vez más onerosos. El último, a Bildu, que es tanto como decir a ETA, puesto que las condiciones de la izquierda independentista vasca son exactamente las mismas que las exigidas por los asesinos del tiro en la nuca. Lo expresó con meridiana claridad hace tres años su jefe de filas, el terrorista Arnaldo Otegi, al afirmar en una soflama dirigida a los suyos: «Tenemos doscientos presos y si para sacarlos hay que votar los presupuestos, se hace». Dicho y hecho. Transcurrido ese tiempo, los gobiernos nacional y autonómico, de común acuerdo, han puesto en la calle a más de ochenta sicarios de la banda. Los últimos, condenados por los asesinatos del fiscal Luis Portero, el dirigente socialista Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díaz Elorza, liberados anticipadamente por obra y gracia de la también socialista consejera de Justicia y Derechos Humanos de Euskadi (¡qué terrible sarcasmo!), María Jesús San José. A Bildu/ETA se le va a pedir ahora que apoye otras cuentas presentadas por este Gobierno acorralado y ellos reclaman el abono de la factura por adelantado. Lo cual resulta comprensible. Quien se ha abierto camino en la vida política sobre una montaña de víctimas inocentes usa modales mafiosos una vez que deja de matar. Lo que no encuentra explicación aceptable es que un partido que pretende ser de Estado se someta a esa extorsión y escupa sobre los cadáveres de sus propios muertos con tal de que su caudillo sobreviva unos meses más. Eso traspasa con creces los límites del 'diálogo' que invoca el argumentario oficial para adentrarse en el territorio de la ignominia. Pero no se queda ahí la cosa. Porque si no bastara con la sangre inocente que chorrean esos seis votos, Sánchez ha ordenado añadir un plus de humillación a fin de terminar de amarrarlos. Un bonus consistente en decir digo donde dijo Diego en referencia a la 'ley mordaza' y dejar vendidas a las Fuerzas de Seguridad ante la violencia callejera. Nuestros policías serán insultados, grabados o vejados por los amigos de Otegi con total impunidad, no podrán utilizar pelotas de goma para controlar disturbios como los acaecidos en Cataluña tras la sentencia por el golpe ni devolver en caliente inmigrantes ilegales cuando se produzcan asaltos en las fronteras. Diría que no se puede caer más bajo, pero la experiencia demuestra que más pronto que tarde se caerá.
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