EL CONTRAPUNTO
Sánchez da limosna a Ucrania y millones a Cataluña
Se retrata con Zelenski en busca de promoción personal mientras gobierna gracias al apoyo de los enemigos de la OTAN
Estos comunistas y sus vicios secretos
Ahora Sánchez pretende engañar a los europeos
Ofende a la razón el contraste entre la actitud heroica de Volodímir Zelenski y el postureo de Pedro Sánchez, que ayer no viajó a Kiev con el propósito de ofrecer ayuda útil, sino para sacarse la foto aprovechando el momento. El presidente ucraniano, acorralado por ... la traición de Donald Trump, no está en condiciones de rechazar apoyo de nadie, aunque lo que necesita es armamento, no abrazos de un presunto aliado cuya inversión en defensa es la más raquítica de la OTAN y no tiene visos de ir a aumentar. Un demagogo que solo ofrece palabras huecas, dado que carece de medios y de voluntad para traducir esos gestos en algo más que la limosna de 1.000 millones anunciada a bombo y platillo mientras condonaba a sus costaleros catalanes 17.000 de deuda. Diecisiete veces más.
El tiempo de los discursos ha pasado y ahora llega el de los hechos. Es innegable que el tablero global ha saltado por los aires, dinamitado por la llegada a la Casa Blanca de un magnate incapaz de diferenciar la paz de la rendición. Los nuevos Estados Unidos reniegan de los valores que sostuvieron durante décadas y optan por abandonar a Europa, empezando por Ucrania, primera presa del tirano ruso con quien Trump se entiende a la perfección. ¿Y cómo reacciona nuestro caudillo ante semejante terremoto? Arremetiendo contra el PP de Alberto Núñez Feijóo, único socio posible en el empeño de incrementar inmediatamente el presupuesto de defensa, cumplir el objetivo de alcanzar el 2 por ciento del PIB antes del verano y llegar cuanto antes al 3, que seguirá siendo insuficiente si España pretende desempeñar algún papel dentro de la UE y ésta tener voz propia en el teatro internacional.
Sánchez, el constructor de muros, reprocha a Feijóo una supuesta disposición a pactar con Vox, cuando él gobierna únicamente gracias al respaldo de Sumar, Podemos, ERC, Bildu o Junts, enemigos declarados de la Alianza Atlántica, caballos de Troya de Putin en nuestro país y obstáculos insalvables para multiplicar la inversión que precisan nuestras fuerzas armadas. Sánchez se retrata con el personaje del año en busca de promoción personal, mientras negocia en Suiza con Puigdemont el control de nuestras fronteras y paga su poltrona a Junqueras con nuestro dinero. Sánchez no descuelga el teléfono para hablar de tú a tú con Feijóo en busca de una postura común en la gravísima situación por la que atraviesa el mundo, porque su única preocupación es su propia supervivencia. Le importan una higa Ucrania, Europa, España o la democracia. Es incapaz de articular una política de Estado y antepone su sectarismo al interés general. En esas condiciones, cometería un grave error el líder popular dando el primer paso que algunos le reclaman. Una cosa es ser responsable y otra dar facilidades a quien sabes que te va a engañar.
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