EL CONTRAPUNTO
Pumpido, del polvo al fango
El hambre de poder de Pedro Sánchez confluye con las ganas de comer del togado coruñés
Un monumento a la UCO
Sánchez traiciona también a Europa
Todos los que le han tratado coinciden en subrayar la altísima estima en que se tiene a sí mismo Cándido Conde-Pumpido, cuya habilidad para retorcer la ley es considerada por algunos una demostración de su valía profesional y por otros, entre quienes me incluyo, ... una agresión a los principios rectores de la justicia. Él lleva a gala esa pericia y la utiliza sin recato, siempre al servicio de quien está en posición de colmar sus ambiciones, que ahora se llama Pedro Sánchez. Dicen que Dios los crea y ellos se juntan, en este caso uno al frente del Gobierno y otro en la presidencia del Tribunal Constitucional.
Conde Pumpido fue considerado un jurista de reconocido prestigio hasta que en 2006, en plena negociación de Zapatero con ETA, profirió aquello de que «el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino». Después precisó que la Fiscalía General del Estado no estaba para favorecer procesos de paz, pero tampoco para entorpecerlos, como si la labor del Ministerio Público fuese ajena al Código Penal por el que se regían los fiscales de la Audiencia Nacional, cuyo jefe, Eduardo Fungairiño, incansable impulsor de esa lucha, fue destituido. Ese favor eliminó el principal obstáculo al que se enfrentaba ZP en su cambalache con la banda terrorista y convirtió a Pumpido en el candidato ideal a presidir, llegado el momento, la máxima instancia política, que no judicial, llamada a interpretar la Carta Magna. ¿Quién mejor que un juez dispuesto a mancharse la toga al servicio de un Gobierno para facilitar las maniobras de un presidente decido a mantener la poltrona a costa de violentar los preceptos constitucionales?
El hambre de poder del caudillo sanchista confluye hoy con las ganas de comer del togado coruñés. Del polvo hemos pasado al fango y a la confrontación abierta, a raíz del «pumpidazo» merced a cual el mayor escándalo de corrupción acaecido en España, los casi mil millones de euros desviados desde la Junta de Andalucía socialista en el caso de los ERE, ha quedado en papel mojado. Disconforme con la resolución del TC, o mejor dicho de su mayoría «progresista», la Audiencia de Sevilla anuncia un recurso al TJUE, haciendo uso de un derecho reconocido en la legislación europea, y don Cándido amenaza a sus integrantes con represalias. Intenta así preparar el terreno para lo que se le viene encima con la amnistía a los golpistas catalanes, aprobada por Sánchez en abierto desafío a la Constitución y el Tribunal Supremo, que ya ha hecho pública su determinación de apelar a Estrasburgo si el órgano que controla Pumpido ampara la cacicada. Trata de intimidar a sus colegas, a ver si consigue rebajarlos a su altura y que se ensucien el ropón como él. Les echa un pulso en el que se dirime el futuro de la democracia.
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