el contrapunto
La infiltrada en los Goya
El discurso de Gutiérrez fue un alarde de valentía que la sitúa en el lugar reservado a los justos, junto a la agente Tejada
Un Sánchez que tiene vergüenza
Ladran, Ayuso, luego cabalgas
Transcurría la gala de los Goya con el tedio habitual de rostros operados y palabras huecas, cuando saltó la noticia. El premio a la mejor película iba para… 'La infiltrada'. Compartido, cierto, pero no por ello menos meritorio, dada la temática del filme y ... la composición del jurado. Cabezón a la cinta más destacada y también a la actriz protagonista, Carolina Yuste, encarnación de Elena Tejada, la policía nacional que, recién salida de la academia, se jugó el pellejo durante ocho años (entre 1991 y 1999) infiltrándose en ETA desde abajo, hasta alcanzar el corazón de la serpiente y convivir con dos de sus sicarios en distintos pisos de San Sebastián.
La gesta de esta mujer heroica, cuyo trabajo nunca ha sido reivindicado por el feminismo oficial, ni tampoco por quienes desde la izquierda se arrogan con impudicia el mérito de haber derrotado a la banda que ahora dicta políticas desde el Congreso, salvó muchas vidas. Por ejemplo, la de José María Vizcaíno, líder de la patronal guipuzcoana, cuyo nombre encabezaba la lista de víctimas que ella sacó a escondidas del piso franco, fotocopió e hizo llegar a sus superiores. La escena, vista en la pantalla, resulta escalofriante.
Yo recuerdo muy bien esos años de plomo. Los relaté en varios libros, uno de los cuales lleva precisamente ese título, que me valieron una condena a muerte por parte de los terroristas y la obligación de llevar escolta durante más de una década. Recuerdo muy bien la tregua trampa anunciada por ETA en 1998 con el único propósito de rearmarse y la terrible soledad que padecimos los pocos que nos atrevimos a denunciar la añagaza. El primero, Jaime Mayor Oreja, a la sazón ministro del Interior, quien se vio aislado y denostado dentro de su propio gabinete del PP, donde eran mayoría abrumadora los empeñados en confundir sus deseos con la realidad. Mayor Oreja, el hombre más odiado por los etarras, según el testimonio de Tejada, intuyó que aquello era un engaño y lo advirtió. No le creyeron. Ni siquiera prestaron oído a sus voces de alerta cuando la información de la policía infiltrada confirmó que el alto el fuego era una farsa, e incluso hubo quien, desde la prensa, lo acusó de querer reventar la tregua. ¡Cuánta infamia hubimos de soportar entonces y seguimos aguantando ahora, viendo cómo el sanchismo blanquea a esos matarifes!
Ganó el Goya 'La infiltrada' y su productora pronunció un discurso 'revolucionario' en ese foro, al compartir el galardón con todas las víctimas del terrorismo y constatar que «la memoria histórica también está para la historia reciente de este país». La afirmación de una obviedad que en esta España envilecida constituye un desafío a los dogmas; un alarde de valentía que sitúa a María Luisa Gutiérrez en el lugar reservado a los justos, junto a la agente Tejada.
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