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VISTO Y NO VISTO

La bomba de Valls

«La bomba atómica es el Buda de los países occidentales», anota Sloterdijk en su 'Crítica de la razón cínica'

Nuestros quintos

La motosierra

Ignacio Ruiz-Quintano

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Mientras la partidocracia vascongada anda a setas y 'rolex' con los votos que la Constitución'78 sembró en la 'terruka', un español que llegó a primer ministro francés, Manolo Valls, plantea en LCI la necesidad de lanzar un ataque nuclear contra la teocracia persa que ... Francia contribuyó a instalar. ¡Pobre Xavier Valls, su papá, si lo oyera! Valls padre, que pintaba manzanas de un primor efímero, fue un hombre dispuesto a perder su vida 'par délicatesse', como Rimbaud, no por un bombazo nuclear, él, que al pasear por los pueblos franceses temblaba ante la absurdidad de tanta muerte en las lápidas de los caídos del 14, y lo indignaba que Francia tuviera prohibidos los 'Senderos de gloria' de Kubrick hasta la victoria en los 80 del socialismo donde medró su hijo, un tipo con buena prensa en España porque a los periodistas de la escuela de 'Pueblo' vendieron que Manolo era hijo de un pintor español que liberó París, ciudad a la que llegó en el 49, para envidia de Tàpies, cuya familia carecía de posibles para pagarle ese 'erasmus'. Valls es un progre de la progredumbre de Sam Harris, otro loco de la «solución Oppenheimer» para las culturas religiosas, promocionado por el 'New York Times' hasta que en 2005 ganó con 'El fin de la fe' el premio PEN.

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