diario de un optimista
El negocio de los Juegos Olímpicos
El Comité Olímpico obtendrá de estos Juegos considerables beneficios que nunca conoceremos. ¿Cómo se beneficiarán el país y las ciudades anfitrionas?
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![El negocio de los Juegos Olímpicos](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2023/07/17/sorman-lunes-U501679809907UPE-ROSA2N3Kg7ip0PNt22GtdMI-350x624@abc.jpg)
Aquí me tienen, muy a mi pesar, envuelto en la aventura de los Juegos Olímpicos, que el año que viene se celebrarán en París. Soy concejal de la ciudad de Boulogne, colindante con la capital y que comparte con ella tres estadios de ... gran capacidad. En esta ciudad se celebrarán numerosos acontecimientos. Además, está situada a medio camino entre la Torre Eiffel y el Castillo de Versalles, recorrido de los maratones de 2024. Habrá 4 maratones: masculino, femenino, para discapacitados y, por último, para todos los aficionados. Uno de los tres estadios, normalmente utilizado para el rugby, ha sido alquilado durante toda la duración de los Juegos por la delegación alemana, que tiene previsto celebrar allí todas sus victorias.
La delegación estará compuesta por 5.000 personas: cada deportista va acompañado de su entrenador, masajista, médico, agente de relaciones públicas, club de fans, familia y todos los parásitos a los que sostiene actualmente el negocio del deporte. La delegación china, que es igual de numerosa, había pedido al Ayuntamiento de Boulogne que le alquilara toda la ciudad: todos los hoteles, todos los restaurantes y todos los lugares públicos, de modo que habría sido fácil alojar, agrupar y, por supuesto, vigilar a esta delegación. Nos hemos negado, a pesar de los sobres rojos que nos habrían adjudicado.
El Gobierno francés, anfitrión de los Juegos, no tiene voz ni voto, salvo para ejecutar las órdenes del Comité Olímpico
Cada día, al negociar con los representantes del Comité Olímpico Internacional, una organización privada y opaca que no responde ante ninguna autoridad excepto la suya, descubro algunas limitaciones nuevas. El Gobierno francés, anfitrión de los Juegos, no tiene voz ni voto, salvo para ejecutar las órdenes del Comité Olímpico. El Comité lo decide todo, desde la temperatura del agua de las piscinas hasta el precio –excesivo– de las entradas para las competiciones. La ciudad de Boulogne ni siquiera tiene el derecho de producir sus propios carteles, por ejemplo, para indicar el recorrido de los maratones, sin la autorización del Comité Olímpico. El Comité tiene derecho de veto y los derechos de autor sobre todo aquello que tenga que ver de cerca, o de muy, muy lejos, con los Juegos. Y ni hablar de utilizar los anillos olímpicos en nuestra publicidad o en espacios públicos sin la autorización del Comité y, sobre todo, sin pagarle. Como Boulogne está estratégicamente situada entre Versalles y París, la antorcha olímpica, además de los maratones, pasará por nuestra ciudad, a cambio de un precio. El relevo de la antorcha, que será pasada de mano en mano por personalidades más o menos conocidas, es un espectáculo popular y, por tanto, hay que pagar por él. La ciudad tendrá que abonar 5.000 euros por unos pocos centenares de metros de recorrido, a lo largo del muro del cementerio, lo que debería facilitar la seguridad de los portadores de la antorcha.
De hecho, la seguridad de los Juegos es la principal obsesión del Comité Olímpico, como lo es también del Gobierno y las ciudades implicadas. Esta inquietud no ha hecho sino aumentar tras los disturbios que han tenido lugar en Francia. Sin embargo, esta seguridad es enteramente responsabilidad del país y las ciudades anfitrionas. El Comité Olímpico no aportará ni un euro para garantizar el mantenimiento del orden. Corresponde al Gobierno francés, a los Ayuntamientos y a los vecinos financiar la protección de los Juegos. Se movilizarán todas las fuerzas policiales e incluso el Ejército como último recurso. A petición del Comité Olímpico y del Gobierno, el Ayuntamiento de Boulogne deberá dotarse, con un elevado coste, de cámaras de reconocimiento facial para vigilar a las multitudes y detectar a posibles terroristas. El reconocimiento facial, muy extendido en China y normalmente prohibido en lugares públicos en Francia, ha sido legalizado excepcionalmente por el Parlamento durante el tiempo que duren los Juegos. Las autoridades francesas también se encargarán de reclutar a 80.000 voluntarios. El Comité Olímpico no les dará ninguna gratificación. Por el momento, únicamente se han registrado 8.000 solicitudes en toda Francia. Antes de aceptarlas, los magistrados tendrán que examinar cada una de ellas para asegurarse de que no hay nadie con antecedentes penales entre los solicitantes; una tarea imposible, por supuesto.
El Comité Olímpico obtendrá de estos Juegos considerables beneficios que nunca conoceremos. ¿Cómo se beneficiarán el país y las ciudades anfitrionas? Con la excepción de Barcelona en 1992, todas las anfitrionas han quedado arruinadas por los Juegos, sobre todo Atenas, o endeudadas durante una generación. ¿Se beneficiará París del aumento de turistas? No es lo que queremos. La ciudad, que ya es la más visitada del mundo, se pregunta más bien cómo reducir ese turismo. La consigna del día es «desturificación». A falta de beneficios materiales, y suponiendo que no se produzcan incidentes, ¿obtendrá Francia con los Juegos alguna gloria adicional? No creo que los franceses aprecien mucho este arcaísmo, que no contribuirá en nada a mejorar su vida cotidiana.
A dos pasos de donde vivo, comienza el bosque de Boulogne, un pequeño parque que ha escapado a la urbanización y que fue acondicionado para los paseantes a mediados del siglo XIX. En sus claros, pueden verse algunos carteles de madera antiguos que recuerdan que en este sitio se celebraron los Juegos Olímpicos de 1900 en su totalidad. Pierre de Coubertin, apasionado de la antigua Grecia, acababa de reinventar los Juegos Panhelénicos. Su lema de entonces era: «Lo más importante no es ganar, sino participar». Como los lectores habrán comprendido, no pienso participar (ni siquiera en el maratón de aficionados) en lo que ya no es un deporte, sino un negocio global.
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