Editorial
La 'ley del silencio' de Albares
Es incomprensible la reacción del ministro, que ha impuesto una especie de ley del silencio entre los embajadores
En política las formas son muchas veces esenciales, sobre todo en el área de las relaciones internacionales y en la red de embajadas de España, pues es la imagen que damos al mundo. Este precepto básico ha sido olvidado por el actual responsable de Asuntos Exteriores que acaba de fulminar al embajador en Croacia al día siguiente de publicar un artículo, políticamente neutral, que se limita a recoger el extraordinario papel del Rey en el exterior. El fondo del texto que tanto ha molestado a Albares está incluso en consonancia con el artículo 56 de la Constitución que otorga al Rey «la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales». Es incomprensible la reacción del ministro, que ha impuesto una especie de ley del silencio entre los embajadores que se ajusta más a los principios del sanchismo (control asfixiante de la versión oficial y defenestración de quien no reciba el 'nihil obstat' ministerial) que a los de un Estado de derecho donde es fundamental la libertad de expresión.
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