Editorial
Feijóo desnuda al PNV
El líder de los populares supo poner al nacionalismo vasco frente a un espejo e hizo explícito el coste electoral que para los de Aitor Esteban han tenido algunos compañeros de viaje
Más allá del resultado previsible de la votación, la segunda jornada del debate de la frustrada investidura de Alberto Núñez Feijóo sirvió para calibrar la relación que el líder de los populares plantea establecer con los partidos nacionalistas del País Vasco. Con respecto a Bildu, la firmeza fue ejemplar y Feijóo confrontó con solidez y rotundidad los argumentos de Mertxe Aizpurua. Hasta que los herederos del terrorismo pidan perdón por los crímenes de ETA y hasta que colaboren con la justicia en el esclarecimiento de los casos sin resolver, no habrá interlocución posible. No existe en ningún parlamento del país, señaló Feijóo, un partido semejante a EH Bildu, y la presencia de personas con delitos de sangre en las listas de las pasadas elecciones autonómicas exige establecer con ellos un estricto cordón sanitario.
La precisión con la que el candidato a la Presidencia del Gobierno retrató a Bildu sirvió también para situar al PNV frente a su propio espejo. Feijóo comenzó subrayando la institucionalidad que durante décadas han cultivado los nacionalistas y subrayó, también, la capacidad se han demostrado para pactar con el PP cuestiones relativas a la gestión tanto de España como del País Vasco. El entendimiento tradicional entre el centro-derecha español y los conservadores vascos se habría quebrado en los últimos años tras una mutación ideológica de los de Esteban que el presidente del Partido Popular supo exponer con claridad hasta hacer evidentes sus contradicciones. La sociología vasca que apoya al PNV difícilmente podrá entablar una relación programáticamente y hasta estéticamente coherente con Sumar, con ERC o con Bildu. En este último caso, además, Feijóo recordó que los de Otegi podrían convertirse pronto en la primera fuerza electoral en el País Vasco, lo que reconfiguraría por entero el mapa político de aquel territorio.
Alberto Núñez Feijóo no sólo se dirigió a Aitor Esteban, sino que fue especialmente contundente al apelar al electorado del PNV. Esta mención tiene dos derivadas. De una parte, en clave nacional resulta casi incomprensible que un partido conservador como el PNV pueda ser aliado de formaciones que provienen de una cultura política no ya distinta, sino antitética en sus principios más fundamentales. La apelación a la formalidad institucional, al rigor y a la seriedad en la administración política puede generar al PP, además, un rendimiento en clave estrictamente autonómica. En el País Vasco, el voto conservador más tradicional podría estar quedando huérfano tras las alianzas de lo que, según ironizó Feijóo, podría ser considerado un PNV.
El ascenso de Sánchez a la Presidencia del Gobierno se hizo posible por el Partido Nacionalista Vasco y tras años de apoyo a los socialistas los datos no parecen demostrar que aquel exótico movimiento les haya generado beneficio electoral alguno. A las puertas de unas elecciones en el País Vasco, la proximidad con Sánchez o con formaciones políticas que se encuentran en sus antípodas ideológicas ha comenzado a generar un creciente desgaste político al PNV y Feijóo supo hacer explícitas estas contradicciones delante de Aitor Esteban. Los nacionalistas han afirmado que no apoyarán al Partido Popular pero es posible que, después de la sesión de ayer, tanto los dirigentes del PNV como su electorado comiencen a sopesar cuáles serían las consecuencias de competir con Sumar, ERC o Bildu por demostrar una mayor lealtad a Sánchez. Un último dato que puede ser revelador: Aitor Esteban ha sido uno de los pocos diputados con influencia real que ha mencionado la posibilidad de que se repitan elecciones.
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