Editorial
Argelia, fallido intento
El Ejecutivo se ha empeñado en los últimos meses en convencer a la opinión pública de que la crisis con el Ejecutivo argelino se había superado
Albares improvisa reuniones en el día con Israel y Palestina para tapar el plantón de Argelia
Hace veinte meses ya que la crisis diplomática del Gobierno con Argelia está estancada. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, había diseñado en los últimos días una visita a ese país para desencallar las relaciones, maltrechas desde que Pedro Sánchez anunciase inopinadamente un cambio de estatus para el Sahara, y un reconocimiento expreso de soberanía de Marruecos sobre ese territorio, lo que encrespó los ánimos de Argelia y propició en la práctica una ruptura de relaciones vigente hasta hoy.
En lo político, en lo económico y en lo diplomático, el Ejecutivo se ha empeñado en los últimos meses en convencer a la opinión pública de que la crisis se había superado. Sin embargo, Albares ha suspendido su viaje al saber que el presidente Tebboune ni siquiera lo iba a recibir. Para maquillar este fracaso, Albares ha improvisado una agenda para recibir a representantes de Israel y Palestina mientras el castigo de Argelia a España sigue vigente. Cubrir las apariencias es insuficiente.
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