LA ALBERCA
Duérmete, que ya vienen
En mi carta a los Reyes he pedido por esos que al hallar la Verdad no creyeron en ella
Cachitos de miseria (2/1/24)
Puño de hierro, mandíbula de cristal (26/12/23)
La ventana entreabierta, como el sueño entornado, deja entrar al salón unas motas de fe invisibles, haladas. Son quimeras flotantes, unas leves partículas que gravitan ligeras por la atmósfera negra de la noche más blanca. La inocencia no duerme, ni reposa el anhelo de que ... rompa la aurora y el salón se ilumine de papel de regalo, el anís de Gaspar ya no esté en su cristal, un mar de ajonjolí desemboque en la mesa, el papel arrugado del último polvorón yaga hecho una bola junto al buey del belén, el zapato esté lleno de monedas de oro y a los pies de Jesús se refleje su cara en el cubo de agua que aún atufa a camello. La ilusión mueve el mundo, no lo olvides, mi vida. Deja abierta esta noche la ventana aunque llueva, vete pronto a la cama, cierra fuerte los ojos, abre mucho los sueños. Cuando frunzas las sábanas, un teatro de luces con la Estrella en el centro prenderá los pasillos, pasarán la rendija los tres halos de magia, llenarán de deseos los espacios vacíos: una caja, un arcón, el peluche, la Barbie, el perfume, los libros, el reloj de mamá, la respuesta a tu carta que ha dejado Gaspar –obedece y estudia–, el reguero de azúcar y el incienso encendido. Esta noche, mi vida, la Verdad será tuya.
Te oiré respirar más profundo que nunca, soñaré tu esperanza, le pondré a Baltasar el turrón de la abuela, dejaré sin echar el cerrojo por dentro, subiré la persiana, abriré las cortinas, trabaré fantasías, rezaré un padrenuestro al calor del pesebre con el que te enajenas jugando a nuestra Pascua. Antes de ir a la cama has llevado el cortejo desde el río al portal. Los tres Reyes están en plena Adoración, la Sagrada Familia ya va abrir los regalos. Pero tú todavía tienes noche por medio, una larga utopía, la luna silenciosa. Escribió Luis Cernuda que la leyenda mágica, la profética Estrella, es aroma de nardo. Ya lo sabes, mi vida, huele a nardo esta noche, busca bien la Verdad, la Verdad en abstracto, desangrada y desnuda. Mira el sol que despierta en tu alma dormida, qué dulce madrugada, qué pendiente la luna. Cuando lleguen los nómadas de la India, de Persia, de la gran Babilonia con la luz del Oriente y te alumbren la cara, cuando el mundo se pare en tus ojos cerrados, sentiré que las motas invisibles y haladas han dejado el salón inundado de amor. Y al nacer la mañana, despeinados, descalzos, correremos a ver la Verdad en los huesos y hablaremos del sueño más real de la vida: ¿los oíste, verdad? ¿Cómo puedes, tan virgen, serenarte al oír que un tu casa hay intrusos? La ilusión vence al miedo.
Duérmete, que ya vienen. La estela misteriosa se ha encendido en el cielo. Mañana limpiaremos las suelas pegajosas. Se fue la cabalgata, ya llegan los tres Magos al pretil de tu cuarto y es mejor que te duermas, que los Reyes trabajen. Feliz epifanía. ¿Sabes qué, vida mía? Yo también he mandado una carta de súplica con olor cernudiano. He pedido por esos que al hallar la Verdad no creyeron en ella. Duérmete, corazón, que ya vienen, ¿los oyes?...
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