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LA ALBERCA

Duérmete, que ya vienen

En mi carta a los Reyes he pedido por esos que al hallar la Verdad no creyeron en ella

Cachitos de miseria (2/1/24)

Puño de hierro, mandíbula de cristal (26/12/23)

Alberto García Reyes

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La ventana entreabierta, como el sueño entornado, deja entrar al salón unas motas de fe invisibles, haladas. Son quimeras flotantes, unas leves partículas que gravitan ligeras por la atmósfera negra de la noche más blanca. La inocencia no duerme, ni reposa el anhelo de que ... rompa la aurora y el salón se ilumine de papel de regalo, el anís de Gaspar ya no esté en su cristal, un mar de ajonjolí desemboque en la mesa, el papel arrugado del último polvorón yaga hecho una bola junto al buey del belén, el zapato esté lleno de monedas de oro y a los pies de Jesús se refleje su cara en el cubo de agua que aún atufa a camello. La ilusión mueve el mundo, no lo olvides, mi vida. Deja abierta esta noche la ventana aunque llueva, vete pronto a la cama, cierra fuerte los ojos, abre mucho los sueños. Cuando frunzas las sábanas, un teatro de luces con la Estrella en el centro prenderá los pasillos, pasarán la rendija los tres halos de magia, llenarán de deseos los espacios vacíos: una caja, un arcón, el peluche, la Barbie, el perfume, los libros, el reloj de mamá, la respuesta a tu carta que ha dejado Gaspar –obedece y estudia–, el reguero de azúcar y el incienso encendido. Esta noche, mi vida, la Verdad será tuya.

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