TIGRES DE PAPEL
¿Qué es la verdad?
Sabemos denunciar lo falso, pero nunca seremos capaces de definir uno de los conceptos imprescindibles para orientarnos en la política y en la vida
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En las últimas semanas hemos oído hablar demasiadas veces de la mentira, pero casi nadie ha precisado qué es la verdad. Y es ahí, en la definición de un término tan capital y esquivo, donde fracasaremos todos. Es curioso, sabemos distinguir y denunciar lo ... falso, pero creo que nunca seremos capaces de señalar en qué consiste la verdad, uno de los conceptos necesarios e imprescindibles para orientarnos en la política y en la vida.
La historia de esta definición imposible es antigua. Tanto, que ya Parménides se vio obligado a hablarnos en su célebre 'Poema' de una verdad bien redonda que decidió contraponer a la opinión de los mortales. Es decir, a la suya y a la mía. Como era costumbre, Aristóteles dio un paso definitivo al formular una definición que casi habría de resultarnos plenamente satisfactoria: verdad es decir de lo que es que es y de lo que no es que no es. Ya se pueden imaginar ustedes que el mogollón viene después, cuando tengamos que decir qué es lo que es y qué demonios puede ser, y cómo podría llegar a decirse, aquello que no es.
La definición del de Estagira fue atinada, tanto que la tradición medieval insistió en recuperarla para describir la verdad como una forma de adecuación entre el intelecto y la cosa. Si lo que pienso se corresponde con lo que hay en el mundo, en ese encaje entre mi conciencia subjetiva y el estado de cosas de la realidad, acontecería algo así como la verdad. Pero la verdad después acabó siendo muchas cosas, hasta que Nietzsche terminó de dinamitarlo todo y concluyó que esto de la verdad no es más que un conjunto de ilusiones que se han olvidado de que son meras metáforas gastadas.
No acabo de tener claro cómo puede gastarse una metáfora, pero sí alcanzo a recordar que también en el Evangelio la pregunta por la verdad tuvo una centralidad decisiva. En el encuentro entre Pilatos y Jesús, el Nazareno advirtió que todo aquel que es de la verdad oye su voz. Y el romano le preguntó: ¿qué es la verdad? Pero la escena, para desgracia nuestra, concluye sin respuesta literal. Es decisivo, a su vez, que cada vez que escuchamos la bellísima fórmula del «en verdad os digo», el griego original del Evangelio tenga que refugiarse en el hebreo para signar esa forma de verdad prometida: amén.
Pasado el tiempo, Gianni Vattimo señaló que la verdad resulta incompatible con la democracia y sugirió que la existencia de alguna certidumbre robusta podría socavar la deliberación pública. La tesis era elegante y, sin embargo, manifiestamente falsa. Hablamos mucho de bulos, de 'fake news', de intoxicación informativa y hasta de mentiras. Pero la pregunta que deberíamos seguir haciéndonos, por más que sepamos que no habremos de alcanzar una respuesta definitiva, es aquella que se interroga por el ser mismo de la verdad.
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