«Judío-nazi»

Desde aquí veo una España sin spleen, gente cabreada. A Amparo Rubiales se le ha ido la mano con el gin tonic rosa –la socialdemocracia será hortera o no será– y ha llamado «judío nazi» a Bendodo. Esta profunda y casi increíble obstinación de los partidos políticos por sacar una nueva polémica cada día empieza a cansar, y explica por sí solo el declive del 'infotainment'. Por mi parte, cuando me hablan de que vamos a elecciones me cuesta sentir la emoción requerida. Miro al mar, y luego al móvil. En la playa soy como un molusco. Lo que menos se me ocurre frente al océano inmenso y sus tonalidades de azules es escribir.

Yo cuando empiecen los debates leeré las esquelas de ABC, yo es que paso mucho, que para eso estoy en opinión y además, hace tiempo que se me fue esa estúpida ilusión que ponen algunos en la política. Leo a José Pla, el gran profesional del Mediterráneo. 'Las ciudades del mar' es un bonito homenaje que no incluye ni Alicante ni Valencia. Del feísmo del litoral podemos escapar, igual que de la estética de nuestra política, mirando el mar, con sus tonalidades de azul. La influencia del mar hace que me vea obligada a pasar mucho rato sumergida en una misantropía flotante.

Pienso en aquellos que frente a la naturaleza sienten el deseo irresistible de escribir. A mí el mar me produce una sola inspiración: la de dormir. Una pasea junto a edificios abandonados, inmensos aparcamientos y restaurantes vacíos. Por las noches es un poco más alegre, pero no mucho. Los sábados el plan es emborracharse con gin tonic rosa, que es muy crisis de mediana edad a lo Carrie, pero en pobre. Ese es el perfil del diputado medio del PSOE. En la zona del centro hay un gran casino, con hileras de máquinas tragaperras donde los votantes despilfarran el salario mínimo o la pensión. He visto cuatro señoras idénticas a la Rubiales, con esa cara de bolso viejo. ¿Piensa el lector que un articulista, por buena voluntad que tenga, puede escribir nada genial en este ambiente de casino, cemento y molusco? Si quiero conservar mis lectores, no tengo más remedio que escribir algo interesante, pienso.

Walter Benjamin dijo que el resultado del nazismo fue la introducción de la estética en la política, y yo creo que la ausencia de toda estética puede crear una cosa muy desagradable, la charocracia. A estas alturas, preferiría que nos lo dijeran francamente: hace tiempo que murieron todos los reformistas y los hombres de la Transición, ahora nos dedicamos a fomentar la decadencia y no pueden ustedes entenderlo, sin embargo todos ustedes pueden aportar su opinión en redes sociales.