taconeando
El dóberman del PSOE era un chucho
El complejo de la derecha viene (y esto es lo tremendo) de la fascinación por los rasputines de medio pelo
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Elecciones históricas para los azules, toreo popular en toda España que se ha celebrado con mariscada gallega, champán, ostras y hostias. El sanchismo hace agua y si el anuncio de elecciones puede llamarse estrategia, no es más que la de un Maquiavelo ojeroso y ... derrotado. Siempre les ponemos más inteligencia de la que tienen y ellos van de genios altivos. Este es un mus que se nos vende como si tuvieran cartas pero el fracaso del socialismo vive el acoso galante y turbio del toro emprendedor y maldito de las derechas. Y el sol amarillento como un disco anuncia un nuevo ciclo político. No faltan los elementos de la resaca electoral: la España ojeriza y resacosa haciendo el cálculo de la derrota y el análisis del tropiezo, sin acabar de creerse la victoria ni de desayunarse el champán. El personal hace chistes contra las reacciones de la izquierda pero aún no acaba de creérselo. El sanchismo, mírenlo bien, es un cadáver exquisito y la coalición no aguantaba hasta diciembre, por el olor y las moscas. Sánchez es el presidente de un Gobierno desgobernado, un partido cochambroso y sin talento. Julio es el alarido tras la derrota, la apuesta por salvar los cuatro muebles del PSOE. Y era la movilización del aparato o la descomposición.
Todas las galas de los galanes socialistas deambulaban mezclados con su propia fábula por las ciudades, creando un cierto desorden de mentiras avaladas por sus datos y relatos. El 28-M ha sido el punto final de estas cortesanías que han desestabilizado a España y Sánchez abrevia plazos para engullir a unos y otros y aplacar una nueva corriente interna o desfile de modas antisanchistas. ¿Se acuerdan del dóberman del anuncio del PSOE? Ahora es un chucho desinflado. Ni siquiera nos han brindado a los españoles una idea, un cambio, un programa nuevo durante esta horrorosa campaña. La Derechona está movilizada pero ay, no acaba de creérselo. ¿Por qué andan arrastrando esa desdicha, el famoso complejo de derechas?
El complejo de la derecha viene (y esto es lo tremendo) de la fascinación por los rasputines de medio pelo. Luego, si uno mira más atentamente, advierte un temblor gramatical anunciando la jota o bailecito de la derrota. El último descrédito del sanchismo será definitivamente esta herencia de descrédito en las urnas. Yo sólo digo que después del domingo hay que creérselo un poquito. Su permanencia hasta diciembre significaba el relevo ordenado hacia la absoluta de Feijóo, y de ahí viene el adelanto electoral. Toda España ojerosa en la oficina y mirando el móvil, observando con semblante crítico el calendario vacacional… Su agotamiento es nuestro cansancio, y el verano violento se anuncia con un toque de corneta, delante el cielo oscuro y los nubarrones rojos. Los políticos pícaros ganan a los metódicos y garantes del orden sólo cuando la gente se cree sus trucos de mago y sus falsas encuestas. Pero hoy, tras el domingo de la victoria vemos que el famoso dóberman era un chucho.
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