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DESPUÉS, 'naide'

Primavera, de pronto

No nos queda otra que permanecer atentos a las señales de la felicidad, pues de las otras ya tenemos demasiadas

Muy mujer

Quo Vadis, Vox

Varias personas se protegen en Sevilla con paraguas y chubasqueros de la borrasca Jana raúl doblado
Chapu Apaolaza

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Este año la primavera cayó en jueves a eso de las diez y cuarto de la mañana, entre la urgencia del rearme y el atasco, la borrasca y el mercadeo de inmigrantes para mantenerse en el Gobierno. Se abrió el cielo una cuarta y ... entró un haz de luz del sol, liviano y blanco, casi imperceptible, efímero como una raya en el agua. La claridad se abría paso por entre los nubarrones, la desesperanza y las ofertas de pistolas para arrimarse a las sienes. Bajó hasta el suelo, heroica y derrotada a la espera del siguiente chaparrón. Pero, por un momento, la ciudad entera se hizo campo y el gris de las aceras de los tribunales lo cubrían jaramagos de un amarillo adolescente, de hierba nueva, de flores de azahar recién abiertas en balazos blancos e insolentes, y lentiscos en los que entraban las tórtolas rápidas como a flechazos rosas, naranjas y azules. Por uno o dos segundos, fue primavera y había que estar ahí para reconocerla y dar fe de ella. La única prueba que tendremos de que la hemos vivido es la conciencia de haberla vivido y de haberla visto, de pronto, en ese aire de pausados giros, aparecerse como un fogonazo, como un sueño presentido antes de que empezara a llover de nuevo.

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