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siempre amanece

Oración en Notre Dame

Pues se tiene o no se tiene fe en el quicio de lo eterno

Esos que te aplauden, Pedro, te apuñalarán

Sánchez va a la guerra

Chapu Apaolaza

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Pocas veces el lugar y la hora de la verdad coincidieron ante mis ojos con tanta claridad como la tarde en que, un par de días después de los atentados de París, en el funeral por las víctimas de la masacre que se celebraba ... en Notre Dame se corrió la voz de que los terroristas iban a volver a atacar entre los fieles. París era una ciudad apaleada, aterrada, sembrada de casquillos, mesas derribadas y charcos de sangre. Unas horas antes, los primeros vecinos habían salido de sus escondites y caminaban como niños asustados por los bulevares en los que el Estado Islámico mató a 137 personas. Frente a Bataclan, una bicicleta abandonada se fue cubriendo de flores como un monumento a la ausencia.

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