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el burladero

No sé si les suena la música de Francia

Ninguno le quiere socorrer ante la toma de medidas muy impopulares

El Aldamazo

Respirar bajo el agua sucia

Carlos Herrera

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Cojeo desde pequeño de forma ostensible hacia la francofilia. Y eso se explica por varias circunstancias: haberme criado cerca de la frontera, haber estudiado lengua y literatura francesas en el bachillerato, haberle hablado a una muchacha francesa en la adolescencia y haber tenido porteros franceses ... en casa, o más exactamente porteros españoles que se criaron en Francia desde pequeños y exhibían un acento francés cuando hablaban español que resultaba elegantísimo. Me gusta la música francesa, también el cine francés y me emociona La Marsellesa. Solo detesto la mantequilla, pero por esa cuestión menor no voy a dejar de admirarles. Todo ello, vengo a decir, no me impide constatar que Francia vive una indisimulable decadencia que algunos califican de sonámbula, lo cual lamento profundamente. Es el 'déclinisme', la sorda tendencia grupal a vivir del recuerdo, de lo que Francia fue y, ciertamente, ya no es. Houellebecq asegura que Francia no decae más que otros países, pero sí tiene más conciencia de su propio declive; lo cierto es que ha dejado de ser el país rico del norte que era para ser un país mediterráneo más, lleno de ciudadanos cabreados, pesimistas y gruñones, además de sufrir por contraste con su vecino del norte de forma generalizada: en Alemania todo es mejor.

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