el burladero
El Aldamazo
No debemos perder ni un minuto en discutir que la misión de un informador es recabar suministro informativo de cualquier fuente
Respirar bajo el agua sucia
El silencio de la pichona
Aldama, Víctor de Aldama, fue respondiendo desde el fondo de la pista a todas las bolas que le fui tirando durante una hora. Solamente despejó a grada cuando era materia relacionada con su próxima entrevista con el fiscal, que promete ser enjundiosa porque hay ... que empezar a enseñar papeles que sustancien las graves acusaciones que ha vertido sobre quienes ya sabemos. Ignoro qué más tiene guardado en su reservorio y cómo puede justificar todo lo que dijo en 'Herrera en Cope', además de lo que declaró en su día ante el juez Moreno. Si no tiene nada, dicen algunos, se ha disparado en el pie. Se equivocan: si no tiene nada se ha disparado en la cabeza, ya que a los jueces les suele molestar que les toreen con tal de conseguir la libertad condicional. Digo que todo lo que contó el «nexo corruptor» y que ha reproducido fielmente ABC, es perfectamente creíble; diría incluso que verosímil. Otra cosa es que resulte finalmente cierto. Aldama reconoce sus faltas pero señala la responsabilidad de los políticos en un caso en el que todos mordieron el pastel. Reconoce conducta impropia pero advierte que el delito de los servidores públicos es mucho mayor. Quería yo llegar a eso.
Algunas voces del Equipo Nacional de Opinión Sincronizada (ENOP) elevaban ayer su contrariedad por lo que supone, como dicen, «entrevistar a un delincuente», cosa que bajo ningún concepto podría hacerse, sobre todo si ese delincuente incomoda a los tuyos –cuando se entrevistaba a Bárcenas no oponían reparo alguno–. Lo hablaba ayer con el maestro Fernando Jáuregui: no debemos perder ni un minuto en discutir que la misión de un informador es recabar suministro informativo de cualquier fuente, por turbio que sea el manantial. Las denuncias que emita las tiene que ponderar jurídicamente un instructor o un tribunal, pero tu obligación es brindarla para el contraste de pareceres y equilibrarlas con el testimonio de aquellos que se sientan ofendidos por las acusaciones. Si la otra parte, con sospecha sobre ellos de haber realizado también actos impuros, no quiere acudir, es un privilegio que les asiste. Si Ábalos, Koldo o cualquiera de los referidos defiende su derecho a rebatir cada una de las flechas de Aldama, tiene, lógicamente, las puertas abiertas de mi estudio de par en par. Si optan por no hacerlo, créanme que lo lamentaré. Ahora bien, brindo esta reflexión a los ofendiditos del ENOP, la sincronizada sanchista: ¿No se puede entrevistar a un delincuente pero sí se puede gobernar con el apoyo de un delincuente?. ¿Es indebido dar cancha a un presunto transgresor de la ley pero sí se puede amnistiar a condenados por el Tribunal Supremo para que te apoyen en la formación de un gobierno? ¿La agenda no la puede marcar un presunto delincuente pero sí la pueden impulsar sujetos como Otegui o Puigdemont? ¿Consideran que Aldama no tiene derecho a defenderse mediáticamente? ¿No realizarían entrevistas a denunciantes de conductas impropias si éstas comprometieran a otro espectro? No sé ni para qué pierdo tiempo preguntando todo eso.
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