ANTIUTOPÍAS
La Amazonía en Madrid
Buena parte del arte amazónico no se moldea, como el arte contemporáneo, con teorías y conceptos, sino con valores plásticos
La utopía fallida de Gustavo Petro
Tiempos de arbitrariedad
Aún falta un mes para que se inaugure ARCO, pero en varios espacios artísticos de Madrid ya se oye el eco, o más bien el rugido, de lo que se viene para la gran feria. En Casa de América, en el Museo Lázaro Galdiano, ... en Centro Centro, en el Archivo Arkhé se pueden ver ya o a partir de la próxima semana cuadros, fotografías, tallas y cerámicas amazónicas, el tema curatorial del encuentro de galerías. Ya habíamos visto en el Matadero de Madrid una muestra de arte amazónico en 2019, pero lo que vuelve ahora es un movimiento o una escuela consolidada, de enorme prestigio y expuesta en medio mundo, en el que participan artistas urbanos provenientes de las ciudades selváticas, y artistas indígenas que vienen de comunidades que viven en la selva. Esta conjunción de sensibilidades permite ver, al mismo tiempo, la estética urbana de urbes como Iquitos o Pucallpa, y las cosmovisiones indígenas moldeadas por los viajes de ayahuasca, el entorno natural o las geometrías que simbolizan el mundo. Lo fascinante es que el arte amazónico ha traspasado muchas de las fronteras establecidas en el arte occidental. La más notable es que ahora los artistas son los mismos indígenas, no los occidentales que retomaban o interpretaban elementos de culturas primitivas para desarrollar vanguardias o para hacer reivindicaciones indigenistas. Así como en el siglo XVI la iglesia indujo a los indígenas a pintar y a tallar obras barrocas –me contaba Alonso Ruiz Rosas–, los antropólogos de mediados del siglo XX animaron a los indígenas selváticos a pintar sus cosmovisiones con medios occidentales. La sensibilidad y el mundo de creencias amazónicos fue quedando plasmado así, poco a poco, en formas expresivas occidentales, hasta convertir a los indígenas en artistas cosmopolitas.
Otra transgresión del arte amazónico es que los textiles, la cestería, la cerámica y las máscaras, usualmente consideradas artesanías, ahora entran por la puerta grande a los museos y galerías de arte contemporáneo. En Casa de América, la colección Maldonado no sólo pone en un mismo plano el arte abstracto occidental y los cestos ye'kwana, sino que muestra las deudas que el primero tiene con los diseños geométricos que los indígenas venían desarrollando desde los tiempos prehispánicos. La geometría, ese elemento que renovó la plástica europea desde Cézanne hasta nuestros tiempos, era y sigue siendo uno de los elementos esenciales de las creaciones ye'kwana, awajún o shipibo-konibo.
Buena parte del arte amazónico no se moldea, como el arte contemporáneo, con teorías y conceptos, sino con valores plásticos. Las obras de artistas como Dimas Paredes, Santiago Yahuarcani o Aimema Úai pueden reivindicarse desde el decolonialismo, pero no entran por la cabeza sino por los ojos. Como en tiempos de la escuela cuzqueña, que fusionó la religión occidental y la sensibilidad indígena, el arte amazónico contemporáneo vuelve a mezclar mundos, a ampliar la sensibilidad humana, a deslumbrar a un público universal.
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