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bala perdida

Más canción y menos zorra

Eurovisión, por rachas largas, viene resultando un orfeón de frikis que todavía no se han dado cuenta de que lo son

Riesgos de Lavapiés

Bond, Connery Bond

Ángel Antonio Herrera

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La palabra zorra es palabra hermosa, con resonancias de oro, y está en Quevedo, que es nuestro diccionario. Lo demás es peluquería. Y a eso iba. Ahora la palabra está ahí rodando todo el rato, porque vamos a Eurovisión con un estribillo de la zorra en general ... . Y el gentío ha puesto el grito de la pureza en el cielo del escándalo, como si no tuviéramos bastante con Puigdemont de solista y el cabaré de los jueces. Y cito abreviando. El debate ya ha atareado mucho al feminismo de todos los colores, porque la lingüística no acaba de enmendarse, joder. Pero yo creo que hay poco debate, salvo que no hay canción. Quiero decir que el tema del escándalo es un tonteo de sintetizadores y una letra de párvulos, y a uno no se le ocurre suponer sino que ya hemos vuelto a entender la esencia de Eurovisión: menos música, cabe de todo. Porque Eurovisión, por rachas largas, viene resultando un orfeón de frikis que todavía no se han dado cuenta de que lo son. España siempre cumplió muy bien en Eurovisión, porque hemos enviado incluso a un friki propiamente dicho, Chikilicuatre, y quedó como si fuera un intérprete, el tío. El resto de veces, por lo general, hemos enviado a un cantante, desde Pastora Soler a Betty Missiego, y el gran éxito fue que nuestro artista no resultara un friki. Les recuerdo algunos otros casos: Raphael, Paloma San Basilio, Peret, o Julio Iglesias, hasta llegar a las recientes Rosa López o Soraya Arnelas. Si nos ponemos serios, casi diríamos que algunos han seguido sus carreras respectivas a pesar de Eurovisión. Eurovisión ha cumplido muchos prosperando como orfeón televisado de gentes escalofriantes, entre el disfraz y el constipado, y ahí no necesitamos un barítono de la balada sino un zángano alegre que esté a la altura de esas exigencias exóticas. O un dúo del Levante español que aúpa la palabra zorra como si fuera un premio, o una novedad. Sobra zorra y falta canción, pero eso no importa. Total, para el karaoke de lentejuelas que es ese concurso, qué más da.

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