sin punto y pelota
Más que sillones de jueces
Creo que la Justicia no fue prioritaria en el debate. Justicia, no sillones de los jueces, que no es lo mismo
Confieso que no me tragué el debate sobre el estado de la nación, por lo que sólo puedo opinar de segunda mano, sobre las crónicas. Pero, de un vistazo a varias, creo que la Justicia no fue prioritaria. Justicia, no sillones de los jueces, ... que no es lo mismo. Suele pasar que confundamos ahí los términos. Evitar la politización de la Justicia es importante, como nos pide desde hace años el Consejo de Europa, tanto, por otra parte, como para que sólo sea una promesa cuando se está en la oposición y que pasa al olvido en cuanto se pisa La Moncloa, y eso sirve para el PP y para el PSOE. Pero la Justicia, la mejora de su funcionamiento, no llega a promesa, ni a titular sobre cómo influye en el devenir de España. Y eso que ya hay estudios rigurosos, como el de Juan S. Mora-Sanguinetti, economista y abogado del Banco de España, que cuantifica bien lo que él ha llamado La Factura de la Injusticia, título de su libro.
¿Habló estos días algún portavoz parlamentario de juicios fijados para dentro de dos años? ¿De lo que puede significar eso en una empresa, en una familia, en un individuo? ¿Se ha puesto alguien en la piel del que se cree atropellado por la Administración y sabe que pelear contra ella supondrá una pelea en los tribunales de una década? ¿Reflexiona alguien sobre lo fácil que es, entonces, para personas de la Administración, pongamos que en caso de convocatorias de empleo público, no hacer los procesos bien sabiendo que la condena, de producirse, llegará en años? ¿Cuánto dinero supone para las arcas públicas los intereses que hay que pagar a los que reclaman cantidades de dinero y se les da la razón muchos años después? ¿Cuántos renuncian a esos procesos porque no tienen ni medios ni paciencia? ¿Piensa alguien en las consecuencias para los niños, víctimas de divorcios envenenados, lo que se tarda en restablecer quebrantamientos del régimen de visitas, con el riesgo de que esos hijos apenas reconozcan ya a sus padres o madres? ¿Qué sentido tiene un Tribunal Constitucional que declara inconstitucionales estados de alarma un año después de producirse? ¿Cuántos propietarios de pisos no los sacan al mercado temerosos de una okupación y de tener que estar meses y meses en los tribunales para conseguir un deshaucio? ¿Se sabe qué va a pasar en los juzgados de lo mercantil con el fin de la moratoria concursal? ¿Cuántos desaprensivos juegan en España con la lentitud de la Justicia? ¿Cuántos imputados han muerto antes de llegar a juicio en las macrocausas, viendo comprometida su presunción de inocencia? ¿Hay que acomodarse a las miles de horas perdidas en juicios suspendidos por distintas causas? ¿Qué podría mejorar la tecnología?
Quizás a los diputados les parezcan preguntas banales, pero no, y lo saben. Lo único que ocurre es que los damnificados por este sistema no salen a la calle, no se agrupan, no son 'lobby', no tienen asociaciones. No se visibiliza su causa.
Pero da igual. Todo será culpa de Putin, lo saben, ¿verdad? Como en 2008 todo era culpa de aquellos malvados de Lehman Brothers. Y así vamos.
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