sin punto y pelota
Job Management Liberty
Había que aparentar, aunque solo fuera en las facturas, que se sabía lo que era un Business Plan. Para plan, el suyo
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De lo peor de aquellos años fue la catetez. Que nos identificaran a todos los andaluces con ellos. Que lo pretendían, ¿eh? Por eso un diputado de entonces, Manuel Pezzi, exconsejero de la Educación fracasada, se envolvió en una bandera andaluza en el Congreso cuando ... salieron los ERE en un debate. Ellos eran Andalucía. Job Management Liberty llamó Juan Carlos Martínez, pareja de la exdirectora de la Guardia Civil, a su empresa, fundada después de una carrera política a la sombra de varios socialistas, uno de ellos, Francisco Vallejo, actualmente en prisión. Así, nombres en un inglés sin sentido porque andaban en la pomada de la innovación, del emprendimiento y había que aparentar, aunque solo fuera en las facturas, que se sabía lo que era un Business Plan. Para plan, el suyo con dinero de todos. Eran años en los que Silicon Valley iba a estar en Jaén, con una fábrica de ordenadores que luego resultó que emitía facturas falsas y los padrinos podían ser los socialistas de La Carolina. De ese clan del que salió Juan Carlos Martínez, conocido como 'El Negro' en el carnaval del pueblo. La demostración de que no había que ser ingeniero, dominar el inglés y saber el origen de la industria de los semiconductores para ser un tecnócrata de la innovación. Para conductores de ayudas ya estaban ellos.
El caso del marido de María Gámez, independientemente de su devenir judicial, nos ha traído a algunos andaluces la memoria de un tiempo triste en el que veíamos a unos pillos haciendo negocio con escombros: la formación de la región con más paro de Europa, las prejubilaciones y las ayudas millonarias a empresas en caída libre. Todo envuelto en un celofán de progreso molón que podía saltar por los aires, eso sí, en un puticlub clásico de Sevilla.
Fueron años en los que se dieron ayudas millonarias para construir edificios en parques tecnológicos asociados a proyectos de investigación que eran humo sin emisiones de CO2, pero con emisiones de facturas que iban a unos cuantos listos con muchos másteres de vida en el socialismo andaluz. También íbamos a curar la diabetes con las células madre de Bernat Soria –el sueldo más alto de la Junta como investigador–, íbamos a tener una enorme fábrica de silicio en Los Barrios, mientras se desplomaba Isofotón en su estupenda sede inaugurada por los Reyes. Qué no decir del Hyperloop que iba a probar Richard Branson, propietario de Virgin, en el anillo ferroviario de Antequera, proyecto que inquietó a los agricultores de la vega pero, claro, eran unos pijos terratenientes vestidos de caza.
Estos días, en el Congreso del Español en Cádiz, se habla del futuro del espanglish. Nada que ver con ese inglés de los nombres de las empresas andaluzas de los hermanos Martínez. Hay un libro clásico de la gestión que se llama 'Lo que no le enseñarán en la Harvard Business School'. A lo mejor Vallejo, el más formado de todos, puede escribir en prisión 'Todo lo que aprendimos en la Cuarta Modernización de Andalucía'. Todo aquello que nos daba tanta vergüenza ajena. Como esos nombres en inglés. Job Management Liberty.
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