sin punto y pelota

La otra clase de Bego y el cole de Starmer

Igualdad de oportunidades es dar a los alumnos que quieran y se esfuercen la posibilidad de escapar de sus circunstancias

La venganza al desprecio

Sociedad pantalla

Mi amiga Bego no dirige una cátedra en la Complutense, pero sí la orquesta de cursos de ESO en un instituto de zona chunga, con sus gitanos, sus inmigrantes, sus niños de espectro autista, sus rebotados de otros centros. Como es una motivada, en ... su primer año de docencia con 50 palos, además de bregar con la burocracia infernal del sistema, ha hecho un curso para atender mejor a ese niño que le dio una torta, porque es autista, y ha aconsejado a las chicas responsables marroquíes que no se emparejen con esos otros niños que dicen en voz alta que, para ellos, las mujeres tienen que estar en la casa. Es valiente, Bego, y sabe dar el discurso de la igualdad donde hace falta. Otro día me dijo, con Paula, que está en otro instituto de zona chunga, que hay niñas que no saben qué es eso de STEM y se entusiasman con el fregar y dejar las cosas como los chorros del oro. «Maestra, cuando quiera le 'frego' la clase», dijo una de ellas. Y que hay madres que se están yendo a Estambul a ponerse culos de Kardashian. En pandilla y pagando en negro. Luego protestan cuando se les pide que las criaturas traigan unos cuadernillos de más, que cómo van a pagar ellas eso, se quejan con sus uñas de gel. Mala mujer, que cantaba Tangana.

El otro día convine con ella que a las chicas de notazas, que luchan en un entorno hostil al aprendizaje, justo como la protagonista de 'El lunes nos querrán', la novela de Najat el Hachmi, les vendría bien salir de ese instituto. Hablamos de los bachilleratos de excelencia, esa idea que tuvieron Lucía Figar y Alicia Delibes cuando estaban a cargo de la Educación en Madrid. Empezó en el San Mateo, ese instituto en Malasaña que dirige Horacio Silvestre, profesor de Latín. «La idea era hacer un instituto donde los alumnos quisieran estudiar y los profesores quisieran dar clase. Sin preocuparse de nada más», suele explicar Horacio. Qué fácil. Qué sueño. Allí se han juntado hijos de ejecutivos de multinacional con españoles hijos de chinos de bazar de barrio. Llegaron más bachilleratos de excelencia repartidos por otros centros, donde se admitía por nota y los bachilleratos internacionales públicos por Andalucía, donde ocurre lo mismo. Pero muy poco a poco. La idea de juntar a los muy responsables y capaces es una flecha al corazón del progresismo, aunque sean de origen humilde.

Sir Keir Starmer, nuevo primer ministro británico, fue a uno de esos centros en el Reino Unido, a un Grammar School, el Reigate, fundado en el XIX como tal y muy vinculado a una parroquia. Henry, amigo de uno de mis hijos, es exalumno y cuenta cómo se juntaba gente con dinero y otros de origen humilde, mismo uniforme, mismo requisito para entrar: haber pasado un examen.

Ojalá un centro de ese tipo para las chicas marroquíes de la clase de Bego. Les proporcionaría una Transformación Social Competitiva, a diferencia de esa filfa de las clases de la otra Bego. Igualdad de oportunidades es dar a los alumnos que quieran y se esfuercen la posibilidad de escapar de sus circunstancias. La misma oportunidad que tuvo Keir Starmer en el Reigate, ese colegio que, a día de hoy, pone en su web a un director con corbata y que podrá presumir de tener ya a un exalumno primer ministro.

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