LA TERCERA
La esperanza de los xenotrasplantes
«Los avances en trasplantes de órganos de una especie a otra (en especial, de animales a seres humanos) deben ser recibidos con enorme satisfacción pues muestran que puede llegar el día en que los xenotrasplantes sean tan rutinarios y beneficiosos para los pacientes como hoy lo son los trasplantes entre humanos»
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![La esperanza de los xenotrasplantes](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2023/09/12/230913%20Tercera%20Dieguez.jpg)
No por reiteradas dejan de sorprender las noticias que anuncian algún reciente avance biotecnológico. Quizás la inteligencia artificial sea la tecnología disruptiva que más polémica levanta debido a la difusión de posibilidades catastróficas por parte de destacados especialistas o ejecutivos, pero las biotecnologías, al menos ... por el momento, generan más esperanzas que recelos. En muy poco tiempo hemos tenido noticias en relación con los xenotrasplantes (trasplantes de órganos de una especie a otra, en especial, de animales a seres humanos) que han ofrecido buenas razones para esperar que en un futuro no muy lejano el grave problema de la falta de órganos para satisfacer la creciente demanda de trasplantes pueda encontrar un paliativo sustancial.
La principal dificultad que presentan los xenotrasplantes es el rechazo hiperagudo por parte del organismo receptor del tejido o del órgano. También pueden producir respuestas inflamatorias y hay peligros como el del transvase de virus de una especie a otra, lo que constituiría un grave riesgo para la salud pública. En los últimos años la investigación ha logrado grandes avances en la solución de estos problemas con técnicas de edición genética y ha abierto un camino esperanzador.
Con pocos días de diferencia hemos tenido noticias impactantes al respecto. A mediados del mes de agosto supimos que un equipo médico de la Universidad de Alabama había conseguido trasplantar a un paciente en muerte cerebral conectado a una máquina de soporte vital un riñón de un cerdo transgénico, con diez modificaciones genéticas 'ad hoc' para conseguir que no hubiera un rechazo inmunitario y se señalaba que el riñón produjo orina. Un resultado similar con otro paciente en muerte cerebral reportó pocos días después un equipo científico de la Universidad de Nueva York. Este último estudio durará hasta mediados de septiembre. En babuinos, este tipo de xenotrasplantes han durado varios años. Iremos viendo qué sucede en estos casos con humanos.
El pasado 7 de septiembre la noticia era la publicación en la revista 'Cell Steam Cell' de un artículo de un equipo chino, con participación del español Miguel Ángel Esteban, en el cual se explicaba cómo habían conseguido que embriones de cerdo de 28 días, a los que habían quitado dos genes implicados en el desarrollo renal, desarrollaran un proto-riñón «humanizado», constituido en un 50-65 por ciento por células humanas procedentes de células madres insertadas en los embriones. Con anterioridad, también en China, Juan Carlos Izpisúa y su equipo habían logrado embriones quiméricos mezcla de cerdo y humano e incluso de mono y humano.
Estos avances deben ser recibidos con enorme satisfacción puesto que muestran de forma cada vez más clara que puede llegar el día, aunque no esté todavía en nuestra mano decir cuándo, en que los xenotrasplantes sean tan rutinarios y beneficiosos para los pacientes como hoy lo son los trasplantes de órganos entre seres humanos, paliando así el problema actual de la escasez de órganos, que fomenta negocios tan terribles como el de su tráfico ilegal.
Como siempre en estos casos, suelen señalarse los problemas éticos que estos avances suscitan, y que deben siempre ser tomados con seriedad, incluso aunque a veces parezcan fundados en convicciones morales minoritarias. Es sabido que Steven Pinker acusó a la bioética de ser una rémora para la investigación, y no vamos a negar que desde sectores conservadores esa ha sido a veces el efecto, viendo en cualquier innovación biotecnológica que afectara al ser humano, sobre todo en aspectos reproductivos, un atentado contra su dignidad o la pretensión de jugar a ser Dios; pero peor sería que el desarrollo de la ciencia fuera ajeno a cualquier control o regulación y que decisiones que afectan al futuro de la humanidad estuvieran en manos de los directivos de las grandes empresas tecnológicas, que es a lo que en buena medida equivaldría hoy día la tan defendida autorregulación de la ciencia. Incluso en China hay controles éticos y legales en la investigación, como pudimos comprobar con la condena de He Jiankui, el científico que en 2018 permitió que nacieran dos niñas editadas genéticamente, saltándose todos los códigos vigentes hasta el momento. No hay tópico más equivocado y más perjudicial para la propia ciencia que ese de que no se le pueden poner puertas al campo.
Ahora bien, los xenotrasplantes, si alguna vez pueden realizarse de forma segura, como posiblemente ocurrirá, no presentan problemas morales especialmente complejos. Desde el punto de vista del animalismo radical que equipare el estatus moral de los animales y los seres humanos, se negará quizás la moralidad de esta tecnología puesto que se estará instrumentalizando con ella a los animales. Sin embargo, para muchos defensores de los derechos de los animales, el sacrificio de estos (excluyendo probablemente a los primates no humanos, por su alto grado de consciencia), siempre que sea sin sufrimiento, puede estar justificado cuando de lo que se trata es de salvar la vida de personas. Habría, en todo caso, que primar durante su cría el bienestar de estos animales, que serán sobre todo cerdos.
Uno de los miedos que ha suscitado la creación de embriones quimera es que las células humanas que contienen se desarrollen en el sistema nervioso, generando animales cuyos cerebros tengan un porcentaje alto de neuronas humanas (que en todo caso estarían muy lejos de ser algo parecido a un animal con consciencia y mente humana), o que dieran lugar a óvulos o espermatozoides humanos durante el desarrollo embrionario. Es obvio que esto debe ser evitado, y habrá que afinar los procedimientos para ello.
Otro motivo de preocupación ética sería el de cómo debe tratarse a estas quimeras ¿Cuál es su estatus moral? ¿Deberíamos tratarlas como cualquier otro animal o más bien su estatus moral sería cercano, si no igual, al del ser humano? No podemos saberlo. Es una cuestión abierta. Finalmente, dejando otras cuestiones en el tintero, como la posibilidad de que se desincentivarían las donaciones, habría que plantearse los problemas de justicia social que plantearía el desigual acceso a esos xenotrasplantes si dependieran de la capacidad económica del receptor.
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