Illa de vacaciones con Pedro

¡Qué más les dan! Cada uno ha conseguido lo suyo. Por orden de importancia: Puigdemont sigue de vacaciones perpetuas, Pedro y Begoña continúan en Moncloa y en La Mareta, Salvador ya es 'president' y los de Esquerra ahí siguen chupando del bote. Todos contentos. Y a los muertos... que les den.

Se cumplen diez días de la nueva fuga de Carles Puigdemont y ni Sánchez, ni Illa han dicho ni «mú». El que calla, otorga.

A la vez, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni; el presidente del Parlament, Josep Rull; la consellera de Interior, Núria Parlon; el conseller de Justicia y «Calidad Democrática», Ramon Espadaler; y el delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto han presidido el acto de recuerdo en Las Ramblas.

En total, 16 víctimas mortales y cientos de heridos. Y el flamante 'president' en Lanzarote. Paseándose por un mercadillo junto a Pedro y Begoña y decenas de escoltas, además de los agentes desplegados alrededor de la plaza, no se fuera que a algún ciudadano (fascista) se le ocurriera silbar a la familia feliz.

Yo estuve allí. Y aún tengo grabada en la memoria la imagen de la sangre seca entre los surcos de las baldosas de La Rambla de Cataluña semiesquina con la Plaza de Cataluña.

Y cómo bajando hacia Colón, si miras hacia el mercado de la Boquería, sentimos la sensación de meternos en el centro de Islamabad. Por donde huyó corriendo la bestia yihadista.

Y luego vino lo del chalet de Alcanar, la historia del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, la muerte a tiros de Younes Abouyaaqoub en campo abierto mientras gritaba «Alá es el más grande»... Pero hoy resulta que el 'molt honorable' estaba de vacaciones en Lanzarote.

Desde alguna de las 'suites' de invitados de La Mareta ha colgado un tuit con la monserga habitual del espacio de paz y concordia y bla, bla, bla.

No puede haber un gesto de mayor bajeza moral. Es imposible caer más bajo. O sí.

PD: La mayoría de portadas abren con la misma imagen. Una señora sentada en una silla, agarrada a una muleta y abrazando una foto de su hijo. Es la madre de Julian Alessandro Cadman, el niño australiano de siete años asesinado en aquella matanza. La foto ha simbolizado el recuerdo y el dolor insoportable en el Pla de l'Os.