¡Congreso del PSOE!

Dicho esto, humildemente, propongo que en el Congreso de Sevilla se reserve un palco para invitados especiales. Bien para que los asistentes les lancen merengues (como en las ferias) o para que, directamente, les aplaudan por socialistas ejemplares.

Propongo, pues, que en el palco aparezcan (por orden de aparición) el Tito Berni, Koldo y José Luis Ábalos. Y que se les anuncie por megafonía. Y, ya puestos, que les acompañen Chaves, Griñán y el de la Faffe. Y que los congresistas aplaudan, puño en alto, entonando la Internacional. «Ni en dioses, reyes ni tribunos está el supremo salvador. Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor para hacer que el tirano caiga y el mundo esclavo liberar, soplemos la potente fragua que el hombre libre ha de forjar».

Y que cuando entonen lo del «supremo salvador» se proyecte la imagen de Su Sanchidad. Y que, a la vez, en carne y hueso entren en el hemiciclo Pedro y Begoña, de la mano. Con esos andares, con esa sonrisa y maquillado como una puerta.

Y que en la pantalla gigante se intercalen las imágenes de María Jesús Montero aplaudiendo absolutamente histérica y de Óscar Puente, Óscar López y esas ministras que nadie sabe que son ministras, y que explote Teresa Ribera clamando aquello de «Pueden llamarnos perros, porque somos perros fieles y leales, somos perros y pedigüeños y bambis».

Y, entonces, el plenario del Congreso del PSOE se derrite entre la adoración al líder y la admiración por el impresionante currículum de Begoña. Mientras Ábalos, Koldo, el Tito Berni y el pájaro de la Faffe intercambian agendas a ver qué se les ocurre para ese finde en Sevilla.

PD. Y ahí sigue Jose, o El Jefe, como diputado gracias a Pedro. Porque cabe recordar el episodio completo: Sánchez despide a Ábalos como número dos del PSOE y ministro en 2021, pero sigue como diputado. En 2023, con Koldo ya en portada, Sánchez le encaja en puesto de salida de las listas del PSOE pero le expulsa poco después (otra vez aforado) al Grupo Mixto. Y ahí sigue el tío. «Estoy sooolo... No tengo a nadie... No tengo ni secretaria». Pero como el chiste del dentista: ¿A que vamos a llevarnos bien?, ¿a que no nos vamos a hacer daño?