en clave de tron
Ceuta y Melilla
De noche, desde la carretera del Tarajal, se oyen en Ceuta los gritos de magrebíes desesperados en el agua intentando nadar hasta la playa
El pacto de la vergüenza y el esperpento
En manos de 6.349 afiliados de ERC
Hace algunos años me enseñaron una encuesta en la que se preguntaba a ciudadanos de toda España por sus sentimientos de españolidad. Ceutíes y melillenses ganaban, con nota, como los más españoles de todos nosotros. Y sin embargo... ni caso. Se nos está escapando entre ... los dedos un temazo. Un imenso desastre (otro). Una catástrofe humana en suelo español que no queremos ver. Y no hay derecho.
Sólo en Ceuta se han registrado casi 600 intentos de entrada a nado desde el pasado viernes. Cientos de magrebíes (la mayoría varones, marroquíes y jóvenes) se lanzan al mar desde la playa de Fnideq (antigua Castillejos) para salvar las rocas del espigón y llegar a la playa del Tarajal. Muchos no llegan ni a la punta.
A la vez, se han cumplido diez años de un salto a la valla de Melilla que hizo historia. Y no sólo por las dieciséis horas de enfrentamientos y violencia sino por el modo en que 600 africanos se lanzaron en tromba. Hace dos años, el 24 de junio de 2022, alrededor de 1.700 personas trataron de llegar a territorio español a través del puesto fronterizo del Barrio Chino que separa Nador de Melilla. En la avalancha murieron 23 personas, según datos oficiales de Marruecos, pero es mentira. La cifra cierta es mucho mayor.
El pasado lunes, entre 150 y 200 inmigrantes intentaron nadar hasta Ceuta. Sólo durante esa madrugada. Según la Guardia Civil, llevan así semanas, a cuentagotas, sin datos oficiales desde el ministerio del Interior.
Algunos meses atrás se han contado 3.000 intentos de cruzar a nado hasta la playa del Tarajal, con rescates como el de una argelina, embarazada de 32 semanas, a punto de ahogarse pero salvada in extremis por la Guardia Civil. La pasada semana, agentes de los GEAS localizaron un cadáver en aguas del Chorrillo. Un varón, enfundado en traje de neopreno, que fue hallado en avanzado estado de descomposición.
Yo asistí en vivo y en directo a la invasión de niños y jóvenes, en esa misma playa de Ceuta en mayo de 2021. Conozco ese espigón, el vecino barrio del Príncipe y no puedo imaginar cuántos cadáveres habrá escupido el mar por el lado marroquí de Castillejos.
Y se nos llena la boca con la monserga de la buena vecindad mientras seguimos sin saber la verdad del giro de 180 grados en nuestra política sobre el Sáhara. Pero, eso sí, Grande-Marlaska, Albares y su jefe se callan como puertas no se vaya a molestar el sultán.
PD: Me cuentan que los gritos desgarrados de hombres a punto de ahogarse se oyen por la noche desde el agua, si vives cerca de la carretera del Tarajal. Y está pasando en España. Ahora mismo. Miles de magrebíes intentando llegar a nado a Ceuta y no lo contamos. Y no hay derecho. No nos olvidemos, por favor, de Ceuta y Melilla.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete