bala perdida

Ley de infractores

Es un tópico escribir que el periodismo vigila la democracia, pero conviene recordarlo, porque es cierto

Bicis Sánchez

Violación accidental

Pues claro que hay inquietud entre la tropa del periodismo, a propósito del ramo de medidas que el Gobierno pretende sobre este noble y apaleado oficio. Más allá o más acá de la reforma insinuada, yo veo que igual hasta hay ganas de ir ... repartiendo credenciales de periodista, desde Moncloa, que nos quiere apañar tanto la vida que igual llega un momento en que la vida no hay quien la soporte. Vengo de una escuela del periodismo de alegrías casi caníbales, allá en los ochenta, donde ser caballero era sospechoso, y los titulares llevaban pólvora, o cuchillo, o bien se quedaban en el anuncio de un publirreportaje. Es un tópico escribir que el periodismo vigila la democracia, pero conviene recordarlo, porque es cierto, y porque el momento parece enhebrar ahora lo contrario: la política busca vigilar el periodismo. Digo que vengo de un aula de la información donde el reportaje era un desacato y el opinador un infractor que por lo general tenía más carnet en el casino que en la universidad. Los del crudo oficio tenía más cabaret que máster. Quiero decir que tenían un máster en la vida desabrochada y diversa, sin otro reojo, en el trajín valiente del oficio, que la ley en curso, y a veces ni eso, porque el periodista no está para someterse al código penal sino a la verdad, más o menos oculta. Sí creo que la vocación de infracción va en el sueldo, aunque el suelo sólo dé para meriendas, aunque eso ya es otro tema. Aquellos albedríos de los apasionados y apasionantes ochenta yo creo que siguen siendo el alma del escribir en un periódico, digital o no, porque si la palabra no es el primer territorio último de la libertad resulta que igual sí que tenemos que ponernos todos a la labor de una regeneración en serio. Las credenciales de este oficio no las puede administrar un ministro, o un concejal, o todos juntos, ahí en orfeón casi policial, sino la universidad larga de la desobediencia saludable, el ánimo disconforme y el adjetivo envenenado. Y si bulo hubiera, que venga un juez. Que para eso está.

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