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bala perdida

Los lectores sospechosos

La aventura de leer es lo contrario al viaje de aislarse

Juguete de Igualdad

Estriptis de nómina

Ángel Antonio Herrera

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Quisiera uno creer la encuesta del Ministerio de Cultura, donde salimos algo más lectores que el año anterior. Un 65 por ciento de la población confirma que lee en su tiempo de ocio. Si prosperamos de verdad en la lujuria de leer, vamos a ... acabar dando poco Elon Musk al mundo, que es lo que ahora se lleva. Igual no es futuro. Pero ahí estamos, en la dirección equivocada, que igual es cuando se encuentran más aciertos. O eso quiere avalar la encuesta, que no sé yo si avala mucho. Quiero decir que el porcentaje potable del 65 por ciento picotea en la lectura, según cuenta, y eso es una vez al mes, en un rato de recreo. El dato, si así lo miramos, es tísico, y tirando a desalentador. Leer una vez al mes es leer poco, o muy poco, más bien, y si esto lo ponemos en comparación con la década anterior resulta que nos sale que antes no se leía nada. Eso, y que no tengo yo tan claro si computa como lectura una hora de Tinder, o darle mecha a la cháchara de WhatsApp. Ahora se lee mucho sin abrir un libro, porque el libro no acabamos de verlo por ninguna parte, lo que sugiere que el hábito de la lectura viste un insólito acto clandestino, o casi, porque algún chaval o chavala veo yo leyendo a Lorca en las travesías de metro. Y aquí quería yo llegar. ¿Se lee un libro o se lee un móvil? No me lo esclarece la encuesta. El móvil, artefacto del diablo donde el vecindario se asoma a los otros vecindarios del mundo, es ya el nuevo 'deneí', y un hogar salvaje, pero un libro es un libro. Algún libro se ve, todavía, en chicas del metro, o en chicos de autobús, y se celebra el hallazgo, porque un libro incluye compañía, más allá de la vitamina de la lectura, pero un móvil no acompaña, por mucho que las princesas del género se pasen el día haciéndose selfis, o bien fisgoneando en Instagram, que es un infinito de narcisos ágrafos. Aclara Urtasun que leemos poco porque nos falta tiempo, y por tanto hay que reducir la jornada laboral. Igual también hay que reducir la jornada laboral de móvil, jefe. Porque la aventura de leer es lo contrario al viaje de aislarse.

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