BALA PERDIDA
Una 'app' con fregadero
Pam nos ha regalado un cronómetro que no va a usar nadie, el tribunal supremo de la colada
Auge del pobre (06/09/2023)
La 'reentre' (5/9/23)
Como el umbrío Puigdemont está en todas partes, no quisiera yo que se nos traspapelara Ángela Rodríguez, Pam para la gloria, que acaba de presentarnos la 'app' «Me toca», para que las parejas nos repartamos el fregadero y el Fairy. A su lado, Irene ... Montero. Con la 'app', ya tenemos un reloj modernito para medir quién hace más o quién hace menos en la casa, donde parece que es verdad que aún se gasta más la mujer que el hombre, así en general. Como si nada de esto lo supiéramos ya, como si no lleváramos muchas temporadas concretando con la pareja los turnos de la aspiradora y el ventilado de la alcoba. Pam nos ha regalado un cronómetro que no va a usar nadie, pero ahí está la artesanía de novedad, con su apartado de plancha, con su equidad de bricolajes, con sus más de doscientos mil euros de presupuesto rematado, que es la billetería que nos ha costado a todos este minutero de la justicia de lavaplatos. Yo lo veo un poco caro para el oficio que pudieran darle cuatro exóticos, quizá, pero igual como juego de mesa, entre el monopoly y el mus, le acabamos sacando algún provecho. Porque para medir el reparto de las ocupaciones domésticas ya teníamos el reloj de toda la vida, que igual sale a favor de ella, o de él, cuando las parejas ya no son las parejas de antes. Pam, hace no tanto, acuñó la baraja de muchas variedades de familia, pero ahora recomienda un artefacto de precisar el horario de meter o sacar bragas o calzoncillos en la lavadora, contemplando así, mayoritariamente, que somos parejas heterosexuales, anticuadas y tirando a heteropatriarcales, con lo que el artefacto igual nos ha salido un poco hijo de la santa transición. La 'app' viene a ser el tribunal supremo de la colada, la judicatura del tiempo de hacer la cama, una fiscalía, vía móvil, de dejarlo todo recogido y bien recogido, según los turnos justos. Esto ya lo teníamos resuelto, desde hace años, en los planes del sentido común y el respeto exacto al ocio o el negocio del otro, siempre libre, cónyuge o no. Pero era imprescindible una 'app' que no le hace falta a nadie.
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