Cabeza fría
¿Quién se preocupa de gobernar España?
Moncloa está más ocupada en crear un relato victimista frente a la corrupción y en confrontar con el PP que en gestionar
Miedito entre los socios de Sánchez
Querido PNV: quién te vio con Rajoy, quién te ve con Sánchez
Solo cuatro de los once argumentarios que Presidencia envió este martes por error a la prensa estaban relacionados con la gestión del Gobierno: el lío de Muface, los Presupuestos aún sin presentar, las ayudas por la DANA y el pacto de inmigración. Los otros ... siete documentos, casi el doble, fueron preparados para que Pilar Alegría defendiera al Ejecutivo de los escándalos de corrupción que rodean al entorno de Pedro Sánchez, y para confrontar con el PP. Mucho más para lo primero –con cinco argumentarios para Víctor de Aldama, José Luis Ábalos, Begoña Gómez y David Sánchez– que para lo segundo –dos documentos con munición contra Carlos Mazón e Isabel Díaz Ayuso–.
La filtración ha sido más que un error lamentable. Ha sido una prueba más de que la prioridad de este Ejecutivo no es gobernar, sino el relato para conservar el poder convenciendo a los ciudadanos de que todo lo malo que le rodea se debe a una malvada operación orquestada por la derecha, la ultraderecha y los jueces. Como no importa la gestión, sino el relato y la confrontación, los perfiles técnicos y solventes no sobreviven en este Partido Socialista. El último de ellos, Juan Lobato, quien estrenó esta semana escaño raso en la Asamblea de Madrid después de que Ferraz no le dejara más opción que dimitir como líder socialista en la región la semana anterior. El sanchismo le tenía ganas porque Lobato, como tanto otros apartados por este PSOE, no está hecho de la pasta que hoy demanda el líder: centrar la acción política en los ataques al rival. Pero quienes conocen de cerca a Lobato dicen dos cosas de él. La primera, que su principal motivación en política es trabajar para mejorar realidades. La segunda, que es una buena persona. Dos atributos que deberían considerarse claves para aquellos que se dedican a buscar el bien general, pero que no computan en este PSOE, en el que los aplaudidos son aquellos que se dedican a crear eslóganes para atizar al adversario. Cuanto más fuerte y más populista, mejor.
En este mundo del revés, en el que no importa que se gobierne ni de qué manera se gobierne, a Moncloa no le rechina haber marcado el récord de ministros pluriempleados y tiene a Óscar López, de Transformación Digital, iniciándose en la batalla contra Díaz Ayuso; a Ángel Víctor Torres, compatibilizando Política Territorial con el liderazgo de los socialistas canarios, y a Diana Morant, siendo al mismo tiempo titular de Ciencia y cabeza del PSOE en la Comunidad Valenciana. Y esto después de que a la entonces ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, le pillara la DANA preparándose para el examen de comisaria en Bruselas, y que a Salvador Illa le sorprendiera la pandemia cuando lanzaba su salto a la Generalitat catalana.
A la vista de que el riesgo de acumular mala gestión no parece quitar el sueño a Sánchez, cabe preguntarse, entre argumentario y argumentario: ¿hay alguien que se preocupe de gobernar España?
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