Miguel Bosé, la DANA, y la Seguridad Nacional

El español es uno de ellos. Fue con Mariano Rajoy, poco sospechoso de ser fan de Greta Thunberg, cuando la Estrategia Española de Seguridad incluyó por primera vez al cambio climático como un «generador» de riesgos. Rondaba el año 2013. Y cuatro años después, en 2017, el expresidente quiso firmar el prólogo de la nueva Estrategia de Seguridad recogiendo por primera vez que el cambio climático es uno de los agentes que «demandan un esfuerzo para adaptarse». Dos años antes, ya había dicho que «cuando uno se equivoca lo mejor es rectificar», en alusión a que en 2007 no acababa de creerse la existencia del cambio climático y le echaba a su primo, físico de profesión, la culpa de su incertidumbre.

Con Rajoy, el Departamento de Seguridad Nacional empezó a fijar líneas de acción para combatir los efectos del cambio climático. Los principales, más fenómenos climáticos extremos, sequías y olas de calor, desertización o migraciones irregulares masivas por el impacto que el cambio del clima tiene en terceros países. Todo eso lo estamos sufriendo cada vez con más dureza. Y a la vista de lo que ha sucedido ahora en Valencia, este verano con la sequía y desde hace meses con la avalancha de cayucos, parece que o bien el Gobierno de Pedro Sánchez no está haciendo todo el caso que debiera al Departamento de Seguridad Nacional, o bien la estrategia resulta insuficiente.

Como en estos tiempos se estila la polarización y lo fácil es el argumento de brocha gorda conviene recordar aquello que decía Aristóteles de que «en el punto medio está la virtud». O dicho de otro modo, decir que existe cambio climático y que hay que tomar más medidas no supone ser un ecologista fanático –Rajoy evidentemente no lo es– sino aceptar la realidad para poder afrontarla. El planeta se está calentando. Es un hecho. El clima está cambiando hacia un patrón con efectos inasumibles. Es otro hecho. A estas alturas es absurdo seguir discutiendo si ese cambio está provocado por la acción humana o si es un efecto natural como otros que ha sufrido la Tierra, porque eso no va a hacerlo menos dañino. Los negacionistas se están convirtiendo en un problema de Seguridad Nacional.