el batallón
Aquel 'Titán de Paiporta' se encara con Trump
Sánchez ha calcado parte de la estrategia del estadounidense: indultos a los golpistas y guerra a muerte a los medios y los jueces que no le dan razón
El feriante
De garajes y 'butifarras'
Tiembla Donald Trump en el Despacho Oval desde que escuchó a Sánchez autoerigirse en líder de esa especie de 'Internacional antifascista' que trata de montar para aprovechar la cresta de la ola que ha vuelto a llevar al magnate a la Casa Blanca. No ... le llega la camisa al cuerpo al presidente de Estados Unidos, sometido quizás a una estricta dieta de tortilla de lexatines que calme la extrema ansiedad que le invade desde el preciso instante en que Sánchez, ante los embajadores acreditados en Madrid, se proclamó adalid de la lucha contra la 'Internacional reaccionaria', que otra cosa no pero por internacionales que no quede. Aquel 'titán de Paiporta', todo valentía y coraje, se apresta ahora a montar otro muro para proteger la bendición que suponen para el progreso del planeta movimientos como el sanchismo, el petrismo, el sheinbaumnismo y cualquier ismo salido del Grupo de Puebla, el tinglado que hoy maneja los hilos teóricos de la izquierda global una vez que el multimillonario Soros vive el otoño del patriarca y que la Internacional Socialista –que ahora preside en propio Sánchez, lo que supone todo un síntoma– lleva décadas dando los últimos estertores.
A simple vista, no parece que ningún líder del mundo se vaya a sumar al grito de «¡A mí la progresía!» voceado por Sánchez con el fin de combatir al trumpismo y los gerifaltes tecnológicos de los que se ha rodeado. Hemos comprobado recientemente, en múltiples ocasiones, la capacidad real de convocatoria y de arrastre hacia sus postulados y estrategias del presidente español en el terreno exterior. Prácticamente nadie le echa cuenta por ahí fuera. Se vio meridianamente claro cuando se precipitó a encabezar una conga para que un montón de países le acompañasen en el reconocimiento internacional del Estado palestino (con gira europea incluida) en plena guerra de Gaza, y lo dejó cuando giró la cabeza y vio que a penas nadie le acompañaba, como el típico 'motivao' de las bodas al que sólo se le engancha a la cintura el más borracho del banquete y un par de chiquiellos mientras suena el 'Caribe Mix vol. IV' en el baile nupcial.
Sin necesidad de hacerle frente y ser tan faltón y deslenguado como el propio Trump, otros mandatarios por el mundo adelante han mostrado más elegantemente esa falta de sintonía respecto al presidente estadounidense. Pero Sánchez quiere que se sepa que está enojadísimo por el regreso de la Trump al timón de la primera potencia, que el mundo tome conciencia de lo mal que han elegido los estadounidenses, como en su día se malició de la boluda decisión de los argentinos de elegir a Milei o la 'porca miseria' de los italianos al mandar a Meloni al palacio Chigi. Así entiende Sánchez la democracia y las relaciones internacionales. Ese es su tono. No es de extrañar que traslade la imagen de que España es un país emergente, un Bric más, a medio hacer para la democracia. En cualquier caso no se dónde reside el mal café que le despierta Trump al líder del PSOE pues ha calcado su estrategia: indultos a los golpistas y guerra a muerte a los medios y los jueces que no le dan razón.
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